Hay personas que se dedican a la política que cuando ostentan un “cargo” se creen seres superiores y con derecho a decir o hacer cosas que resultan sorprendentes, antidemocráticas y en muchos casos carentes de sentido común. No han entendido que están para respetar las leyes, servir a la ciudanía, dar ejemplo, practicar la trasparencia y velar por que la corrupción esté lo más lejos posible, no encubrirla o practicarla. Porque al final - no siempre- todo acaba sabiéndose incluso pagando las consecuencias .
Laura Borras que se creía la diosa del independentismo, la intocable, la “todopoderosa” presidenta del Parlament de Catalunya -gracias a Puigdemont- que ha utilizado la institución a su antojo y de una manera partidista, como si fuera la propietaria, saltándose alegremente todo lo que ella consideraba que no le beneficiaba, ha sido suspendida de sus funciones por la Mesa del Parlament que la constituyen ERC, PSC, la CUP y Junts.
A la presidenta se le ha aplicado el artículo 25.4 que dice que la Mesa debe “ acordar la suspensión de los derechos y deberes de los parlamentarios de forma inmediata” cuando se decrete apertura de juicio oral por corrupción. Ella como presidenta conocía este artículo y no hace tanto tiempo sabiendo lo que se le venía encima había intentado modificarlo. Una actitud que dice mucho de ella y su forma de actuar.
Los tres partidos llevaban días pidiéndole que dimitiera para no degradar más la institución, ella, como siempre, no ha querido hacerlo y el resultado es su cese. ¿ Quiere pasar a la historia como una victima del colonialismo?, así lo vende Borrás, pero no es un tema político lo suyo, sino judicial, aunque lo vista de lagarterana.
Para intimidar a sus señorías, unas 200 personas se concentraban delante del Parlament solidarizándose con Borrás y de paso algún energúmeno que siempre hay, ha aprovechado la ocasión para llamar “¡mora de mierda!" a la diputada de ERC, Najat Driouech, todo un ejemplo de convivencia, tolerancia y respeto.
Como era de esperar, Laura Borras, en rueda de prensa ha calificado a los miembros de la Mesa de de “hipócritas”. Y para redondear más sus palabras no ha dudado en señalarlos así: "Estos cinco diputados no han venido vestidos de diputados, sino de jueces” . Todo un alarde de una política que nunca ha sabido estar a la altura de sus cargos, que se ha puesto al Parlament por montera y cree que está por encima de todo, hasta de la justicia. Debería saber que los actos tienen consecuencias por mucho que los disfrace. Asumirlos no es una persecución, sino el cumplimiento, una prueba de responsabilidad y convencimiento de lo que se hace.
Lo cierto es que la realidad la ha bajado de golpe del burro en el que se había subido ella solita. Ahora ya no es presidenta, el mundo va a seguir girando, el gobierno de coalición de momento no se va a romper -hay demasiadas personas que viven de ello- y se dará cuenta de que nadie es imprescindible, que todo pasa.
Catalunya no se va a levantar por ella, porque no necesita una heroína, sino más políticos con sentido común, capacidad de dialogo, competencia para llegar a pactos para volver a poner a Catalunya en el lugar que estaba antes.
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