La gran manifestación de Paseo de Gracia, debe hacer recapacitar a todos los políticos independentistas de que Catalunya es plural y diversa. Esa es su riqueza, su patrimonio y la garantía de que la democracia y la convivencia entre esa pluralidad debe recomponerse.
Dicho lo cual, conociendo que el martes es un día que trae mal fario, bien haría Puigdemont en no tentar al diablo, por mucho que la jerarquía eclesiástica le esté rociando con agua bendita.