En un mundo dominado por los hombres, en pleno siglo XXI, todavía existen prejuicios para que las mujeres puedan llegar a puestos claves en la sociedad. Miento, solo hay uno que es absolutamente femenino: el cuidado de la familia, y el hogar.
Dicen que el poder hace enfermar a las personas: las cambia y las transporta a un paraíso que no es terrenal.
Con ese discurso de los apóstoles del procés hay mucha gente que se lo cree como dogma de fe.