Al final, como se intuía, las elecciones catalanas se retrasan. El 30 de mayo es la nueva fecha, si no deciden otra cosa hasta ese momento. Al final habría que aplicarle a la fecha electoral el refrán que hace referencia al tiempo meteorológico, pero que vale también en este caso: "Hasta cuarenta de mayo no te quites el sayo; y si el tiempo es inoportuno, hasta el cuarenta de junio".
Con este nuevo cambio, tenemos unos cuantos meses más de campaña electoral, como si la ciudadanía no tuviera ya suficiente: lleva varios años inmersos en campañas, de todo tipo, lo que lleva a una situación insufrible, peligrosa, diría yo. Decía Concepción Arenal que “todo lo que endure, desmoraliza”, no le faltaba razón, habría que añadirle, y además cabrea de lo lindo. Los motivos alegados para el cambio de fecha es la curva de afectados por el covid. Pero la realidad parece apuntar a las encuestas que no son buenas para unos, y lo contrario para otros. ERC, según las encuestas ganaría las elecciones mientras los de JXC se disputarían la segunda plaza con el PSC, que no está de acuerdo con el cambio. No son los únicos que no quieren, ya hay cuatro recursos presentados en la sección 5 de la Sala Contenciosa del TSJC. No serán los únicos.
Mientras siguen las diferencias entre las distintas formaciones por el cambio de fecha, viene el director de comunicación de JXC, Pere Martí y en su cuenta de Twitter manifiesta -en un comentario ya eliminado - su alegría por el retraso, porque así, su partido, es decir, el de Puigdemont, podrá superar, según él, a los republicanos. Pero no todo es alegría en ese partido, Laura Borrás, la cabeza de lista, se muestra preocupada porque igual sale su juicio antes de esa fecha -por presunta prevaricación- y tiene que dejar paso al ambicioso Joan Canadell, el rey de las gasolineras por la independencia. Claro que a Puigdemont no le está gustando el protagonismo de este y su mentalidad extremista que le recuerda al fracasado Quim Torra, que en su última etapa al frente del gobierno de Catalunya dejó de lado los consejos de Puigdemont con el único fin de convertirse en el mártir del proceso y pasar a la historia.” Lo malo de los que se creen en posesión de la verdad es que cuando tienen que demostrarlo no aciertan ni una“, decía Camilo José Cela.
En cuanto a los socialistas catalanes, las cosas no están saliendo como esperaban. La irrupción de Salvador Illa como candidato cuando Iceta ya era oficialmente el cabeza de lista no ha sentado bien a una parte del partido- a otros sí que estaban de él hasta la coronilla- y las encuestas hacían presagiar un buen resultado. Illa tiene buena imagen y eso ha calado entre los posibles votantes. Ahora, con el retraso y lo que está sucediendo, puede perder popularidad.
Se le achaca a la mano derecha y confidente de Pedro Sánchez , Ivan Redondo- muy amigo y admirador de Pablo Iglesias – la jugada del cambio de candidato y de anunciar demasiado pronto, teniendo en cuenta la situación ascendente de la Covid, la candidatura de Illa. ¿Es casual esta jugada del vasco? Algunos opinan que no.
Con este panorama electoral, que no es nuevo, hasta el 30 de mayor puede pasar muchas cosas y las encuestas pueden cambiar. Eso esperan algunos y otros están que trinan por el cambio. “Nunca llueve a gusto de todos”, y en política mucho menos.
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