Peligro para Seat: los aranceles a vehículos chinos pueden frenar la producción en Martorell

Seat ha emitido una advertencia grave sobre el impacto que los aranceles adicionales que Bruselas mantiene sobre la importación de vehículos eléctricos de China podrían tener en su planta de Martorell. La automotriz estima que esta decisión podría interrumpir la producción de hasta 530.000 vehículos de motor de combustión interna anuales, lo que se traduce en 90.000 vehículos. La compañía ha calificado esta medida como "difícil de comprender", especialmente cuando se compara con los aranceles más favorables aplicados a competidores de fuera de Europa.

La empresa ha enfatizado que la implementación de estos nuevos aranceles no solo afectará la estabilidad financiera de Seat, sino que también podría poner en riesgo los puestos de trabajo en la planta de Martorell. A pesar de que Seat ha comenzado a producir en China su primer SUV eléctrico, el Cupra Tavascan, un modelo que se desarrolló en Cataluña y que se espera esté disponible en el mercado a finales de este año, el aumento de los aranceles podría afectar su viabilidad comercial en Europa.

En un intento por mitigar el impacto de estas tarifas, Seat ha hecho un llamado a la Comisión Europea y al Gobierno chino para que continúen las negociaciones antes de que se implementen los aranceles. La automotriz sostiene que el objetivo común debe ser evitar aranceles compensatorios que puedan desencadenar un conflicto comercial. Mientras la decisión no se aplique a finales de octubre, Seat cree que aún existe la posibilidad de encontrar una solución negociada que evite la imposición de aranceles sobre los vehículos electrificados procedentes de China.

Además, la compañía ha agradecido a aquellos gobiernos de la UE que se han opuesto a estas medidas, argumentando que Europa necesita un entorno regulador que respalde la industria automovilística en su transición hacia la electromovilidad y la neutralidad climática. Seat ha señalado que una disminución en la venta del Cupra Tavascan podría comprometer sus objetivos de reducción de CO2 en el continente, lo que podría afectar su competitividad.

La reciente votación en Bruselas ha dejado en un limbo la situación, ya que la mayoría de los 27 gobiernos de la UE ha delegado en la Comisión Europea la decisión sobre el aumento de aranceles. En este contexto, no se logró una mayoría clara a favor o en contra de la propuesta. La Comisión deberá tomar una decisión antes del 30 de octubre sobre si estos aranceles provisionales se convertirán en permanentes. La creciente tensión en torno a la protección del sector automovilístico europeo se intensificó el año pasado, cuando se inició una vigilancia sobre las importaciones de vehículos chinos tras un aumento significativo en su entrada al mercado europeo.

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