Hace unos días se conocía la noticia de que una enfermera del Hospital Vall d’Hebrón se quejaba en las redes sociales del requisito del nivel de catalán C1 en una oferta de empleo público. Las redes echaron humo a favor y en contra y los talibanes de la pureza aprovecharon la ocasión para avasallar a la joven que llegó a tener miedo por el acoso que estaba sufriendo.
A la Confederación Intersindical - sindicato independentista- le faltó tiempo para ponerla a parir porque había hecho este comentario en un video que subió a las redes sociales. La dirección del centro, ante tanto “revuelo”, no dudó en abrirle a la enfermera gaditana un expediente. Para justificar el mismo, el conseller de Salut, Manel Balcels, afirmaba que “las declaraciones eran intolerables”, y además en su twitter escribía este y otros comentarios, como si no tuviera temas más importantes de los que ocuparse. ¿Listas de espera, por ejemplo?
El resultado final ha sido que la enfermera se ha quedado sin trabajo, señalada, con miedo y con una imagen de intolerancia de la que no se olvidará nunca.
Se supone - que ya es mucho suponer- que los sindicatos están para defender los derechos de los trabajadores independientemente de su lugar de origen, del idioma que hablen y de la manera en la que piensen. Esa es la teoría, la práctica es bien distinta, se ve cada día.
La Intersindical antepone la independencia de Catalunya a la defensa de los trabajadores. Quizás por eso, en las elecciones sindicales que se han celebrado en el ICS se han quedado sin los dos representantes que tenían hasta ahora en el Vall de Hebrón. ¿Por su intolerancia también con la enfermera “despedida”? Y con sus planteamientos que nada tienen que ver con los objetivos de un sindicato de "clase"
Las personas que están enfermas lo que piden a los profesionales sanitarios es que sean profesionales, que hagan bien su trabajo, que hablen catalán, castellano y que se puedan entender, aunque uno hable en una lengua y el otro en otra. No por hacerlo solo en la lengua de Catalunya quiere decir que sea mejor en su profesión. Las imposiciones limitan la presencia de buenos profesionales que no quieren venir a Catalunya por este requisito. Puntuar el conocimiento del catalán en unas oposiciones que está bien, que sea condición indispensable para acceder, no. Las lenguas no deben ser barreras, sino vehículo de comunicación entre la gente
Llama la atención el silencio de la mayoría de los sindicatos que han hecho mutis por el foro como si el tema no fuera con ellos ¿Solidaridad? Poca. Miedo, mucho, a ser etiquetados/as. ¿Libertad de opinión? Poca, y miedo mucho.
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