Estos anticuerpos podrían ser producidos en grandes cantidades por las compañías farmacéuticas para tratar a los pacientes, especialmente en las primeras etapas de la infección, y para prevenir la infección, particularmente en los ancianos.
Los resultados señalan que esta tendencia se revierte en las personas que han sufrido la enfermedad de forma grave y que han estado hospitalazadas, que presentan 10 veces más anticuerpos que los individuos con infección leve.