Ha sido un discurso fallido, porque la audiencia presente en el patio de Butacas del Liceo no necesitaba ser convencida por el presidente del Gobierno de España de que Catalunya lo que necesita es encontrarse a sí misma en estos momentos de la historia en que cambiar el rumbo y pactar el futuro se hace imprescindible si es que queremos tener un futuro medianamente pacífico y de progreso.