La Guardia Urbana de Viladecans ya pone multas
Una vez tranquilizada la plantilla de la urbana tras conseguir sus objetivos, ahora le llega el turno al jefe de la misma, al que le quieren enviar a su casa, no de baja, sino con su finiquito en el bolsillo.
Hacía tiempo que no hablábamos de la Guardia Urbana de Viladecans, que vuelve a ser criticada, por una buena parte de los vecinos, por la actitud de algunos de sus agentes que en lugar de servir a los ciudadanos, como debería ser, van de auténticos "sheriffs del lejano Oeste" y campan a sus anchas. Las armas que utilizan son las mutas y no dejar hablar al ciudadano, porque si no, le quitan puntos del carnet de conducir, porque ellos son la ley. Pero se olvidan que esto es Catalunya y que aquellos episodios, en la actualidad, solo son válidos en las películas del Oeste, donde los colonos luchan contra los indios. Allí siempre salen perdiendo estos últimos, como está mandado, porque son los malos de la película. Algo así quieren implantar algunos de estos nuevos sheriffs y alguna guardia más antigua, que de nada les ha servido su paso por la academia para adquirir una formación tan necesaria en cualquier colectivo. Por cierto, ¿será verdad que cobran un pastón en horas extras?, dicho sea de paso
Hace pocos meses, después de un largo periodo de conflictos laborales entre la plantilla de la Guardia Urbana, el Ayuntamiento y el jefe del cuerpo, que se traducía en bajas laborales por estrés de un número significativo del personal y la casi ausencia de multas -que la ciudadanía agradecía mucho- la paz llegó al cuerpo que "vela" por todos.
Esa paz y lel retorno a la "normalidad" no llegó por convencimiento de su labor y profesionalidad, no, sino por algo tan pragmático como "democratizar" los pluses que algunos cobraban y otros no. Recursos Humanos consiguió su objetivo y aquí todos agentes salieron "ganando” con la firma del acuerdo. ¿Queda así todo en regla? Solo el tiempo dirá cuánto dura el remanso de paz en la Guardia Urbana. ¿Que pasara con los pluses anteriores?, intentará poner tierra por medio Todo esto ha ocurrido con el beneplácito de los sindicatos de clase.
Una vez tranquilizada la plantilla de la urbana tras conseguir sus objetivos, ahora le llega el turno al jefe de la misma, al que le quieren enviar a su casa, no de baja, sino con su finiquito en el bolsillo. Ya no le sirve al alcalde. Así que el mandado Anselmo, debe cumplir las órdenes de su jefe, que para eso está y le pagan un buen sueldo, además de hacerle secretario de organización del PSC de Viladecans.
Las apuestas están ahora, entre los miembros del ilustre cuerpo, en el tiempo que le queda al jefe para dejar su cargo, no por voluntad propia. ¿Antes o después de Navidad? En eso, y en otras cosas, se hallan ahora los miembros de la urbana, además de las multas...
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