Comienza una semana en la que uno de los temas que va a estar más presente en los medios de comunicación es el Consejo de Ministros que se va a celebrar el próximo día 21 en Barcelona. El interés no es precisamente el contenido de las decisiones que se van a tomar en el mismo, importantes según el presidente del gobierno, sino la convocatoria de paralización del país que pretenden los radicales del independentismo alentados por el mismísimo presidente de una parte de la ciudadanía de Catalunya para protestar por la presencia del gobierno de Sánchez en la ciudad condal.
Lo grave del asunto es que este mismo domingo, sin ir más lejos, Torra manifestaba que la seguridad del gobierno estaba garantizada, lo mismo que el derecho a manifestarse. Está muy clara su postura. No obstante, se le ha olvidado garantizar también el derecho de las personas que quieren ir a trabajar, circular libremente por las carreteras catalanas, o viajar en transporte público, sin que se lo impidan esos elementos que se han creído que Catalunya es su finca particular y que pueden hacer lo que les venga en gana, porque su "papa" se lo permite todo.
Es realmente indignante que el gobierno no garantice los derechos de la mayoría que quiere seguir con su vida normal. No hay garantía de nada. Se esperan conflictos desde primera hora de la mañana en lugares clave para impedir el acceso a las empresas, principales vías y transportes públicos. Los individuos que organizan el conflicto ¿dónde trabajan? ¿Quién paga a los agitadores?
Lo de la posible reunión o no entre Sánchez y Torra es como una partida de ajedrez para ver cómo se mueve ficha y al final quién gana la partida. Lo que está claro es que si el encuentro llega a producirse, no nos enteraremos de lo que realmente se ha hablado en ella. Nos van a contar una historia para no dormir.
Mientras esto sucede, esta semana se celebrará la última sesión del año del Parlament de Catalunya, donde el tema estrella ha sido el mismo que el año pasado y el anterior. Eso sí, pasará a la historia por no haberse aprobado ninguna ley, pero no importa, a la gente se la tiene entretenida con otros temas para que no se enteren de lo que se está dejando de hacer, muchas cosas, por cierto.
De aquí al viernes, el monotema en sus diversas variantes va a seguir siendo el Consejo de Ministros, el escrache que se prevé y la indignación de la inmensa mayoría de las personas por el hecho de que se le vulnere su derecho a decir lo que quieren hacer ese día y que el gobierno garantice que será así.
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