Hace ya 30 años del derribo del Muro de Berlín; 160 kilómetros de doble pared construidas en 1961, más de quince años después de acabar la II Guerra Mundial. Durante aquel período sin muros, más de 50.000 berlineses de la Alemania sovietizada pasaban a la Occidental para trabajar de día y volvían para dormir en sus casas. Entre 1961 y 1989 unas 5.000 personas intentaron fugarse a la RFA; entre cien y doscientos muertos. El servicio de correos de la RDA tenía fama de ser el más lento del bloque comunista, valga saber que en Leipzig, unos 120 funcionarios de la Stasi abrían cada día entre 1.500 y 2.000 cartas.
Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Valladolid, Ricardo Martín de La Guardia ha escrito un espléndido libro sobre el final de la guerra fría: 'La caída del Muro de Berlín' (La Esfera de los libros). El combate contra el capitalismo sirvió para justificar el odio y persecución contra la libertad de pensar y de expresarse de forma diferente a la 'canónica'. En febrero de 1990, había abandonado el partido más de la mitad de los miembros del 'partido' de la RDA, el SED. Se desbordó un sentimiento unitario. Y el canciller Kohl se comprometió a lo que parecía imposible: la reunificación alemana en la defensa de la democracia, la libertad económica y la justicia social, de modo que 'nadie' saliese damnificado y se homologaran los niveles de vida entre las dos partes separadas durante casi medio siglo. Felipe González fue el primer jefe de Gobierno en felicitarle.
Se legisló para una sola Alemania: unos 360.000 kilómetros cuadrados y unos 80 millones de habitantes, la misma bandera negra, roja y amarilla. Se procedió a la titánica tarea de hacer efectiva la unión económica y monetaria; también a la difícil devolución de lo requisado en la RDA. Se efectuaron elecciones democráticas y libres que premiaron el trabajo esmerado de Kohl. Europa ponía fin a la era de confrontación y división que la había desgarrado secularmente. Se desestimó un proceso semejante a la 'desnazificación' llevada a cabo en 1945. En sólo 5 años, los nuevos estados federados recibieron 500.000 millones de marcos con cargos a fondos públicos. En 1997, Alemania occidental ya había gastado más de un billón de marcos en la oriental (10 elevado a 12). Desde 1945 a 1990, Alemania occidental acogió a quince millones de personas emigradas. Datos elocuentes, asombrosos.
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