Derribando mitos sobre los niños superdotados
Aunque posean una inteligencia fuera de lo común, estos niños están muy lejos del retrato estereotipado que tan a menudo salta a la luz pública.
Hablar de niños superdotados no es lo más afortunado. La infancia con altas capacidades ya está envuelta en suficientes prejuicios como para tratar a estos niños como una especie de superhéroes. Aunque posean una inteligencia fuera de lo común, comparten las mismas ilusiones y los mismos miedos que sus compañeros de pupitre.
De hecho, ni siquiera es una situación infrecuente. Hay estudios que cifran en un 15% la población escolar con altas capacidades. Por tanto, nos encontramos ante un infradiagnóstico transversal en todas las etapas de la escolarización. Sin embargo, a menudo son los casos más complicados de gestionar los que saltan a la luz pública. Ahí es donde empiezan muchos de los tópicos sobre la superdotación: falta de sociabilidad, problemas de comunicación con los padres, tendencia a suspender en la escuela...
Una prueba en "tiempo real" de que no son niños con dificultades de adaptación es que el confinamiento por la crisis del Covid-19 no les ha provocado ningún estrés.
Patrícia de Andrés, psicopedagoga y logopeda con experiencia en la evaluación de niños con altas capacidades, reconoce que a los propios docentes "les falta formación e información" sobre esta realidad. De Andrés va desmontando uno a uno los mitos más socorridos: "no necesariamente sacan malas notas o puede que si las sacan es porque algunas asignaturas no les interesan", "son niños sin problemas especiales de sociabilidad" o "aunque son muy exigentes y críticos, no tienen por qué llevarse mal con sus padres". Por tanto, ni antisociales ni conflictivos.
UN CONFINAMIENTO SIN DRAMAS
Una prueba en "tiempo real" de que no son niños con dificultades de adaptación es que el confinamiento por la crisis del Covid-19 no les ha provocado ningún estrés. Ana, una madre cuyo hijo con altas capacidades que cursa primero de ESO, se ha prestado a compartir con Catalunyapress sus anécdotas acerca de estos meses encerrados en casa.
"Para mi hijo no ha supuesto ningún problema no poder salir. Hace sus deberes, sigue enganchado a los videojuegos que le gustan... incluso tres días a la semana da clases por Skype con su profesor de ajedrez", explica Ana.
La afición por el ajedrez suelen compartirla muchos chavales en la misma situación, que en cualquier caso suelen acudir a muchas actividades extraescolares para mantenerse estimulados intelectualmente. Como las academias de idiomas o de programación, entre otras, han adaptado su funcionamiento a los tiempos de la pandemia, volcando su agenda en Internet, el día a día de muchos de estos jóvenes ha seguido igual que antes del coronavirus.
En este sentido, un rasgo que presentan todos los niños con esta condición es el pensamiento divergente, que la psicopedagoga describe como la capacidad de producir ideas nuevas y valiosas.
El ajedrez es uno de los principales 'hobbies' de los niños con altas capacidades
PENSAR FUERA DE LA CAJA
Sandra Tarragó, directora del centro privado UDAC (Unitat d'Atenció a les Altes Capacitats), lleva años atendiendo a familias que buscan asesoramiento cuando creen que sus hijos se distinguen del resto a la hora de aprender.
"A través de una batería de pruebas de inteligencia general y de entrevistas con los padres y la escuela puede establecerse una evaluación solvente en la adolescencia, que es cuando cristaliza la inteligencia", explica detenidamente Tarragó. Pese a ello, la psicóloga advierte de que cada caso debe estudiarse en conexión con las circunstancias particulares de su ambiente. Además, apunta que un diagnóstico precoz es la mejor herramienta para encarrilar cualquier problema.
De Andrés también señala una triple distinción fundamental entre la precocidad, el talento y la superdotación. Mientras que la primera tiene que ver con los ritmos prematuros de aprendizaje y la segunda con el desarrollo de habilidades específicas, la última solo se constata una vez avanza el proceso de maduración y guarda relación con un nivel elevado de razonamiento lógico y creativo.
En este sentido, un rasgo que presentan todos los niños con esta condición es el pensamiento divergente, que la psicopedagoga describe como la capacidad de producir ideas nuevas y valiosas.
Por tanto, estos niños no cumplen con el estereotipo del "cerebrito". Los casos con altas capacidades muestran no solo un interés especial por algún ámbito académico, sino una capacidad especial para la innovación a la hora de desarrollar su pensamiento.
ESCUELA INCLUSIVA, PERO CON RECURSOS
Uno de los problemas que afrontan los niños y jóvenes con altas capacidades es la falta de flexibilidad de los sistemas educativos. En España no existen centros docentes solo para niños con altas capacidades, ni la mayoría de expertos recomiendan segregar a este alumnado del sistema ordinario de educación. Ahora bien, apostar por la inclusión supone algo más que mezclar a niños con distintos ritmos de aprendizaje en la misma aula.
A menudo son los casos más complicados de gestionar los que saltan a la luz pública. Ahí es donde empiezan los tópicos sobre la superdotación: falta de sociabilidad, problemas de comunicación con los padres, tendencia a suspender en la escuela...
"Sí a la diversidad, pero con todos los recursos", resume De Andrés. Los expertos recomiendan la implementación de planes individualizados para atender los rasgos específicos de estos alumnos, lo cual significa dotar también de más materiales, tanto humanos como físicos, a muchos centros que no saben por dónde empezar cuando se les comunica que uno de sus estudiantes tiene altas capacidades.
Tarragó también coincide en esta ocasión: "son niños que tienen que aprender a trabajar con todos. Una escuela solo para niños con altas capacidades sería irreal". La psicóloga añade que "lo ideal serían escuelas ordinarias pero inclusivas, donde hubiera momentos en que pudieran agruparse a niños más potentes en matemáticas, por ejemplo, pero también hacer actividades en común".
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