“El mundo está hecho de protones, neutrones, electrones y tontos de los cojones”

Dentro de pocas horas se habrá superado la primera fase oficial de la campaña electoral -llevamos unos cuantos años de campaña- y se entra ya en la última semana, la recta final que concluirá en las urnas el 14-F. Esta ha sido una semana en la que los candidatos se han prodigado en los medios de comunicación -no todos, porque tienen sus preferencias- amén de recorrerse el territorio intentado explicar que cada uno de ellos es mejor que sus contrarios. Prometen tantas cosas, muchas de las cuales son imposibles. Y ya se sabe que los imposibles son cosa de San Judas Tadeo, no de los políticos, que de momento de santos tienen bien poco.

Imagen del debate electoral de la cadena SER / EP

Mientras los días avanzan, solo se van conociendo píldoras programáticas  electorales, esas que resultan más atractivas electoralmente hablando. Pero no el grueso del mismo, su letra pequeña y mucho menos lo que tienen pensando hacer el 15-F, que es importante, porque igual -suele suceder- se pacta con algunas formaciones contrarias a lo que piensan esos votantes.

Mientras la campaña avanza se van conociendo datos de la vida cotidiana -que no se para por la campaña- y que preocupa a la ciudadanía: la salud de las personas que está generando -ahora más- angustia, preocupación y cabreo. La covid está llevándose por delante a demasiadas personas, pero el resto de enfermedades graves y no tan graves siguen estando ahí, no se han ido de vacaciones. Necesitan ser atendidas y no lo son. Esta semana se conocía que un 20% de los cánceres no está siendo diagnosticados. Dicen que el pasado año se diagnosticaron cifras similares a las del 2019. Se olvidan de sumarles ese 21% que no han tenido la posibilidad de entrar en esas tristes cifras nada buenas. Se estima que cuando termine la tercera ola, la cifra de cánceres no diagnosticados podría llegar entorno al 30%. Datos que ponen los pelos de punta, y más cuando se conoce que cada día mueren de cáncer 300 personas ¿Inyectarán más dinero para salvar la sanidad y consecuentemente la salud de las personas?

El cobro de los ERTES, pensiones no contributivas sigue siendo otra de las preocupaciones de las personas afectadas que ven como cada día se anuncia que están en marcha, que se están pagando, pero luego resulta que una parte ínfima es la agraciada con esta lotería. El resto de afectados reciben ayudas de las familias, ONG, el Banco de Alimentos y otras entidades. Esa situación, que no es ficticia, debería estar en las prioridades electorales.

El sector del turismo, la hostelería, el comercio y tantos otros sectores se encuentran en la UCI económica/social sin que nadie les eche una mano. Llevamos así un año en el que muy pocos ven una salida. Otros han bajado la persiana y no las volverán abrir. No son números, sino personas que están desesperadas.

Se podría hacer una larga lista de todas las cosas reales que afectan a la gente y a las que quieren que se les de solución. Si los políticos no son realistas y ponen los pies en el suelo de las necesidades reales, se habrá desperdiciado otra oportunidad más de atender lo que realmente es prioritario para la ciudadanía, que es lo más importante. Los políticos deben afrontar la realidad que está dejando la pandemia y volverán a recuperar la confianza de todos, los que van a ir a votar, por responsabilidad y de los que no -están en su derecho- porque ahora más que nunca es necesario creer que esto tiene solución. Como decía Mafalda, “lo único que no tiene garantía cuando se rompe… es la confianza”. Al final como definía bien la hija de Quino “el mundo está hecho de protones, neutrones, electrones y tontos de los cojones”.