Las administraciones para facilitar la continuidad de algunas empresas suelen dar ayudas económicas a las mismas. Las cantidades, dependiendo de la magnitud de ellas. Lo que ocurre es que pese a las ayudas, algunas de las beneficiadas “levantan” el vuelo hacia otros países que les resulten más rentables. ¿Qué sucede con el dinero público obtenido? Nada, se van y adiós muy buenas. ¿Deberían exigirles que, si esto sucede, el dinero tiene que devolverlo? Sería lo correcto, lo práctico es que se lo llevan, sin dar más explicaciones.
La gran empresa de automoción, Nissan, que recibió 180 millones de euros en su día para no marchar de Catalunya, al final lo ha hecho con rotundidad, frialdad y la falta de apego propia de cuando el dinero está de por medio. Los nipones han puesto tierra de por medio y han dejado colgados a sus trabajadores de las plantas de Zona Franca, Moncada y Sant Andreu de la Barca. Lo han hecho delante de las narices del gobierno de Catalunya y de España . ¿Se ha hecho lo suficiente para tratar de retenerlos? No, los temas “prioritarios” del “proces” y las peleas internas entre los dos partidos que gobiernan han dejado que la situación se pudriera demasiado. Una imagen penosa que lo único que ha transmitido es inseguridad, desgobierno y un plan poco atractivo para mantener y atraer a nuevas empresas del sector.
Cuando la Generalitat, que tuvo tiempo suficiente, vio que Nissan se iba definitivamente, ofrecieron otros 100 millones de euros. La decisión estaba tomada y los acuerdos para llevarse la producción a otros países también. Los japoneses eso de la improvisación no lo practican, Ellos lo planifican todo hasta para equivocarse y no rectificar.
En las instalaciones de Zona Franca que deja Nissan se dijo que podría ocuparlo la también empresa automovilística china Motors (GWM). No se llegó a un acuerdo al reclamar aumentar las subvenciones prometidas por las administraciones para llevar a cabo el proyecto de reindustrialización. En estos momentos, se está a la espera de un nuevo “cliente” que ocupe las instalaciones de Nissan y dé trabajo a todos los que s fueron despedidos
Desde hace ya unos años se lleva escuchando la posibilidad de que SEAT (Grupo Volkswagen) se vaya de Catalunya. En más de una ocasión lo han desmentido públicamente, no obstante, se están produciendo señales de la “incomodidad” de una de las mayores empresas automovilísticas del mundo. La penúltima ha tenido lugar en la presentación de resultados de la firma donde se ha confirmado que Sagunto será el lugar elegido que acogerá la fábrica de baterías del grupo Volkswagen. La inversión total será de 7.000 millones de euros, de los cuales 2.500 millones correrán a cargo del consorcio Volkswagen. Las obras comenzarán a finales de este año y se calcula que para el 2026 saldrán ya las primeras baterías. La nueva factoría de Sagunto dará trabajo a unas 3.500 personas. Esta operación va a significar una inyección muy importante para la reactivación económica de la zona. Con la Generalitat valenciana no han tenido ningún tipo de trabas, es más, se le está facilitando todo el tema burocrático, como debe ser.
Ante este mazazo a Catalunya, la pregunta que se hace más de uno es: ¿Está en peligro el sector de automoción en Catalunya? El cierre de Nissan y la no ubicación de la fábrica de baterías son avisos muy serios que dejna muy tocado al sector que aporta un 10% al PIB catalán y que da empleo directo a más de 50.000 trabajadores, cifras que no son pequeñas. El Gobierno catalán se ha dormido en el limbo independentista mientras las empresas del sector - otras también- esperaban desesperadas buscar una solución que no se ha dado. El ejemplo más significativo- no el único- ha sido en la etapa de Quim Torra, que en ningún momento se reunió con los empresarios japoneses. Es más, la consellera de d'Empresa i Coneixement. Maria Àngels Chacón, que se había implicado en el “conflicto”, fue cesada por el presidente Torra al no gozar de su confianza, por no pertenecer a su “bando” en la lucha interna de sectores exconvergentes.
Después del jarro de agua fría que ha significado la no instalación en Catalunya de la fábrica de baterías, al gobierno de Aragonés le toca ponerse las pilas - parece que lo está intentando- y elaborar un plan estratégico del sector, - de otros también- si no quiere que Catalunya siga perdiendo más industria estratégica. La situación es preocupante y no admite más demoras.
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