“Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”., eso es lo que le dijo Jesús a los fariseos y escribas cuando pusieron ante él a una mujer acusada de adulterio. Salvando las distancias, ante la situación producida por el caso de espionaje mal llamado catalangate – que queda como una gran producción de Hollywood - algunos limpios de corazón y actos han decidido que al gobierno “adúltero” hay que lapidarlo por poco ejemplar que se ha puesto con la democracia por Pegasus. Los fariseos y escribas actuales, ejemplo de casi todo, están dispuestos a tirar la piedra y claro, después esconder las manos, que de eso saben más que Judas Iscariote.
Los partidos independentistas, las asociaciones “culturales” y “sociales” que los acompañan en la larga travesía hacia la “soñada independencia”, no han esperado ni cinco minutos para liderar la lapidación de la parte socialista del gobierno, porque la otra, Unidas Podemos, como suele ser habitual ya lo hace y además aprovechan la ocasión de desligarse de los marrones como si ellos no fueran también Gobierno. Ni son culpables ni tienen la responsabilidad de los problemas que tienen. Esos marrones que se los traguen los sociatas, que ellas/ellos están para quedar bien y dar caña como si fueran oposición. Un ejemplo de corresponsabilidad.
Si los socialistas no tuvieran ya bastante con ERC, Junts, la Cup y Bildu, que parecen ser lo mismo, los podemitas piden “responsabilidades” porque el tema es muy “grave”. Incluso solicitan que se corten cabezas. Es una postura para quedar bien e intentar recuperar a votantes.
Tanto la ministra Belarra como su compañero podemita, Pablo Fernández, declaran que hay que “esclarecer” muchos extremos del asunto por “higiene democrática”. Afirmación que me parece sarcástica teniendo en cuenta que por esa salud democrática a la que apela, deberían hacer lo mismo con los dineros recibidos de Venezuela, Irak, “las niñeras” del matrimonio Pablo Iglesias e Irene Montero que paga el ministerio, el escándalo del famoso teléfono y tantas cosas más. ¿Por qué no se pide investigarlos con transparencia?, Es que las normas y las leyes son para los demás, porque ellos son la excepción que confirma la regla “democrática”. Un ejemplo nada democrático, transparente y ético.
En esa campaña de acusar a los demás teniendo cosas que callar, se apunta - por espiada- Marcela Topo, mujer del huido Puigdemont, la bien pagada por su programa en inglés en la Xarxa, red de televisiones locales de la Diputación de Barcelona ¿Está por méritos propios? ¿Sería contratada de no ser la mujer de? Hay serias dudas de que eso pudiera ser. Con esa falta de libertad y democracia que tiene España, declara en un medio amigo suyo, que el país practica terrorismo de Estado y lo comparaba con la dictadura que en su día aplicaba en su país, Rumania, el dictador y asesino Ceasescu. Para rematarlo más, la mujer de Puigdemont afirmaba que si los espiados fueran unionistas se habrían producido detenciones. Si estas declaraciones las hubiera realizado en un medio de su país, Rumanía, lo que hubiera sucedido es que primero, no las hubiera hecho; y segundo, si su dictador conociera sus intenciones estaría pudriéndose en las cárceles miserables del régimen de Ceasescu.
Mientras, el pasado domingo, deprisa y corriendo para apaciguar el tema - lo toman como debilidad-, el ministro de la presidencia, Félix Bolaños, acudía a la Generalitat para reunirse con la consellera Laura Vilagrà para hablar de los espionajes. Al final de la reunión cada uno dio su opinión que como era de esperar no se parecían en nada, pero cubrieron el expediente.
Hay partidos que, con eso de la guerra de Ucrania, aprovechan la ocasión para intentar “sacar” petróleo, cuando la situación se le pone a tiro, como es este caso. La ciudadanía mira, opina y pasa, porque el que más o el que menos alguna vez - menos los pobres de solemnidad- ha sido o será espiado, y no digamos los periodistas. Visto lo cual, volvemos con la frase:” “Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”, y los más fariseos, la tiran, pero ya se sabe que si las piedras rebotan, igual les caen encima. A más de uno.
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