La situación política en España está entre una partida de ajedrez y una escena esperpéntica de una obra de Valle Inclán, aunque las dos pueden ser compatibles.
El Congreso de los diputados, la casa de la representación del pueblo, ha sido el escenario, otra vez más, de la escenificación del intercambio de intereses de algunos partidos políticos por encima de su responsabilidad de Estado. Claro que algunas esas formaciones políticas eso del Estado le suena a chino y a los otros, busquen excusas para no cumplir con sus responsabilidades.
El Gobierno después de muchas negociaciones y de más de un intercambio de favores, ha conseguido aprobar el decreto ley de medidas económicas y sociales para hacer frente a los efectos de la guerra de Ucrania. Los partidos independentistas catalanes, a excepción del PDeCat, como era de esperar, han votado en contra. Lo mismo que el PP, Vox, Ciudadanos, los dos ex diputados de UPN, Foro Asturias, ERC, Junts, la CUP y el ex diputado de Ciudadanos, Pablo Cambronero. Sólo Ana Oramas (Coalición Canaria) se ha situado en la abstención. Mientras, los que han apoyado las medidas han sido: PSOE, Podemos, PNV, Bildu, PDeCAT, Más País, Compromís, Teruel Existe, Nueva Canarias y el PRC. A última hora, el BNG se ha sumado al sí.
Bildu curiosamente ha salvado la votación, dicen que a cambio de tener un representante en la Comisión de Secretos. Mientras que el PP de Feijoo, del que se espera un cambio de actitud en los temas que se consideran importantes para el país, ha demostrado que no es así, de momento. El nuevo presidente popular se ha equivocado al votar en contra en un momento en el que se esperaba altura de miras y que su partido sea capaz de apoyar medidas que son necesarias en una situación como la actual.
Mientras, los republicanos se han “enroscado” en el tema de las escuchas. Para no quedarse atrás de los de Junts y los cupaires tienen que ponerse al frente de pedir una investigación y el cese de la ministra Margarita Robles. ¿Qué tiene que ver una cosa con otra? La responsabilidad debe estar por encima de los intereses de partido, por mucho que vendan otra cosa. Con los compañeros de gobierno que tanta estabilidad dan al ejecutivo catalán más los socios externos de la CUP, el presidente Aragonés tiene la continuidad de su gobierno asegurada, ¿Alguien se lo cree? Ya decía el escritor gallego Vallé Inclán que “quien sabe del pasado sabe del porvenir”. Eso debería pensar el presidente catalán, pero como se dice popularmente, “el hombre es el animal que tropieza dos veces en la misma piedra”.
Lo que es evidente es que, de momento, Pedro Sánchez ha salvado los tratos ¿Habría pacto ERC y Bildu para no romper en bloque de investidura? Eso parece, pero con estos compañeros de viaje parlamentario la situación no tiene demasiado recorrido. Con esos amigos parlamentarios, no necesita más enemigos.
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