Cuando una institución ha estado en el ojo del huracán durante algún tiempo, la credibilidad perdida cuesta mucho de recuperar. Solo una buena gestión ,transparencia y rendición de cuentas van a ser los elementos principales para que la ciudadanía vuelva a creer en ella, no es fácil, pero solo es cuestión de tiempo.
Esta es la situación de la Oficina Anti fraude, que cuenta con un nuevo director, Miguel Ángel Gimeno, de perfil menos político, con una ardua tarea por delante: devolver la credibilidad a la institución y no servir de correo de transmisión de los partidos políticos que ostentan el poder. Lo veremos con el tiempo.
En la presentación en la Comisión del Parlamento de las actividades realizadas durante el año pasado, el máximo responsable de la Oficina, explicó los detalles de su gestión y todo su equipo.
En 2016 la OAC recibió174 denuncias, de las cuales 123 afectan a los ayuntamientos, y representa el 71% del total de las denuncias. Una cifra realmente preocupante, con un dato también significativo, el 50 % de esas denuncias tienen que ver con las adjudicaciones, tema que tiene mucho recorrido y al que hay que poner coto real, no teórico.
Hay datos realmente reveladores: el 55% de las denuncias presentadas han sido realizadas por particulares, un 21% por grupos políticos, un 9% por funcionarios/o trabajadores públicos, un 4% por sindicatos y un 11% se han iniciado de oficio.
Me resulta realmente extraño que los sindicatos se encuentren en el último lugar a la hora de presentar denuncias ¿ por qué? A los grupos políticos les sigue costado denunciar ciertas prácticas, aunque algunos amenacen con hacerlo y solo se queda en la intención.
También alertar a los funcionarios que sigan aumentado ese por porcentaje del 9%, porque según Miguel Angel Gimeno, el director de la OAC, hay un nuevo criterio que es la de las denuncias anónimas, modalidad que sirve para proteger a los denunciantes de posibles represiones.
Gimeno, reprochó a los miembros de la comisión que deberían hacer sus deberes, después del material entregado a sus señorías y que deberían resolver.
La coordinación entre la OAC y la Fiscalía Anticorrupción debería ir de la mano, pero no es así, situación que duplica o complica muchas acciones, ¿algún día se conseguirá?
Luchar contra la corrupción es cuestión de insistir, insistir, y no dejarlo de hacer nunca. Está claro que esta es la fórmula, pero se publicita tanto la transparencia, rendición de cuentas, por parte de las instituciones, especialmente los ayuntamientos, y a la hora de la verdad, las adjudicaciones que se hacen generan demasiadas dudas, así lo demuestra el 50% de las denuncias presentadas.
¡Habrá que hacer algo más que quejarse, digo yo!
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