La Generalitat asume el 100% de la gestión de las infraestructuras de reutilización de agua de la EDAR del Baix Llobregat
El Estado ha aprobado el traspaso a la Generalitat de Cataluña de las infraestructuras hidráulicas asociadas a la reutilización del agua tratada en la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) del Baix Llobregat, ubicada en el municipio de El Prat de Llobregat.
Esta actuación se enmarca en el Real Decreto 262/2025, publicado este martes en el BOE, que amplía los medios patrimoniales adscritos a las funciones y servicios en materia de obras hidráulicas transferidos a Catalunya.
El traspaso incluye la planta desalinizadora parcial del afluente tratado, así como el proyecto de bombeo y conducción, una infraestructura clave para garantizar el aprovechamiento sostenible de los recursos hídricos en la comarca. Cabe recordar que la Agència Catalana de l’Aigua (ACA) ya asumía el mantenimiento de estas instalaciones desde 2021, pero ahora se convierte en titular definitiva.
Esta medida supone un avance hacia la soberanía hidráulica de Catalunya y refuerza el papel del Baix Llobregat como territorio estratégico en la gestión del ciclo integral del agua. Las infraestructuras transferidas son esenciales para asegurar una reutilización eficiente del agua, especialmente en el actual contexto de emergencia climática y escasez hídrica creciente.
La EDAR del Baix Llobregat, situada junto a la desembocadura del río en El Prat, es una de las mayores de Europa. Tiene capacidad para tratar hasta 420.000 metros cúbicos de aguas residuales al día, y da servicio a una población equivalente de más de dos millones de personas. Sus instalaciones incorporan tratamientos primarios, secundarios y terciarios, lo que permite reutilizar el agua para riego agrícola, mantenimiento de caudales ecológicos y recarga de acuíferos.
Esta planta fue impulsada inicialmente por la antigua empresa estatal DepurBaix S.A., actualmente inactiva, y ha sido gestionada posteriormente por distintas entidades públicas y privadas. Su construcción formó parte de un ambicioso plan para mejorar la calidad del agua del delta del Llobregat y regenerar el litoral comprendido entre Barcelona y el macizo del Garraf.
Con este traspaso formalizado, la Generalitat asume el control total de unas infraestructuras estratégicas, consolidando su capacidad de gestión hídrica autónoma y sostenible de cara al futuro.
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