El mundo judicial debería ser prudente y aparecer lo mínimo posible en los medios de comunicación. La discreción, el trabajo silencioso y la sensatez convendrían no olvidarse en este colectivo tan especial y de tanta responsabilidad. La imagen que la ciudadanía tiene de la justicia ha ido cambiando con el tiempo: el respeto ha dado paso al recelo, la desconfianza, la preocupación y la crítica.
La justicia es lenta y no siempre “justa”. Algunas personas piensan que la mujer con los ojos tapados y la balanza en las manos que representa a la justicia, en muchas ocasiones, no está equilibrada, sino que se inclina más hacia un lado que otro ¿Los poderosos pesan más que el resto de la ciudadanía? Es una pregunta que se hacen muchos, y la respuesta mayoritariamente es que sí. ¿La gente cree que sus señorías son unos privilegiados? También, aunque generalizar no siempre es justo
Desde el pasado 24 de enero, 4.300 secretarios judiciales de toda España están de huelga indefinida con el consiguiente perjuicio del funcionamiento de los juzgados y tribunales: suspensión de juicios, aplazamientos de trámites y señalamientos. Hasta el momento, 146.000 juicios y visitas han sido suspendidas.
Muchos se preguntarán: ¿Qué hacen los secretarios judiciales? Son los encargados del reparto y distribución de la Oficina Judicial. Se encarga de la puesta en marcha de los procedimientos, es decir admite o no a trámite las demandas. Son los encargados de preparar las actuaciones y desarrollar el procedimiento hasta que se dicte sentencia, así como también se ocupa de los trámites para su ejecución. Además, entre sus funciones se encuentra la de dar fe pública judicial, es decir, dejar constancia de la realización de actos procesados ante los tribunales. Son algunas de sus competencias, no es un trabajo menor el que realizan. Sin ellos se paraliza prácticamente todo. Decía Ernesto Mallo que “leyes hay, lo que falta es justicia”.
Es de todos conocido que los juzgados tienen tanto trabajo - faltan medios- que las carpetas se amontonan y el tiempo de espera para llegar a juicio es demasiado largo: hay juicios que han pasado diez años y los afectados están esperando a que se celebren. Es como si los expedientes estuvieran “archivados” en el cielo de los “justos” - ¿o quizás de los injustos?-. Expedientes que en algunos casos han desaparecido documentación, como si estos tuvieran alas y hubieran volado. Todo es complejo. La falta de medios personales y materiales es a toda vista visible, nadie lo pone en duda. La justicia, como la salud, son dos materias fundamentales en la vida de las personas: la salud es una cuestión de justicia social, porque los factores sociales y económicos afectan a la calidad de vida. Decía el escritor y periodista francés Eugenio Beirut que “la justicia es gratuita, lo que cuesta son los medios de llegar a ella”.
El poder de los jueces debería entenderse como un servicio público a la sociedad, sin tener en cuenta el estatus social ¿Es así? No. La ciudadanía ve a los jueces y al estamento judicial como algo lejano, distante, subido en un pedestal intocable. Cuando lo que se debería esperar de ellos es un contacto más cercano, transparente, y sin miedo. Eso no ocurre en pleno siglo XXI. ¿Se debe cambiar? Sí, se deben adaptar a los tiempos. La sociedad lleva tiempo esperando de la Justicia mucho más de lo que ella ofrece. El Talmud, libro sagrado del judaísmo dice: “Desgraciada la generación cuyos jueces merecen ser juzgados”.
Se necesitan más jueces, más personas en los estamentos, y los políticos han de ser conscientes de ello. Porque si la situación que ya era caótica, con esta huelga indefinida, las cosas irán a peor. Es hora de solucionar este problema que la ciudadanía ve con preocupación. Los expedientes se amontonan y la rapidez para solucionarlo va a paso de tortuga. ¿Cuándo meterán mano en esta materia?
En este conflicto no se ha visto la solidaridad de otros colectivos y mucho menos de la ciudadanía ¿Por qué será?
Escribe tu comentario