Sant Feliu aprovecha "el 90%" del agua de la pista de hielo
Su montaje supuso una importante polémica por el alto coste de agua que supone
La pista de hielo ubicada en la plaza del 8 de marzo de Sant Feliu de Llobregat, una de las iniciativas más destacadas de la agenda navideña en Sant Feliu, finalizó su actividad el pasado domingo 7 de enero después de que patinaran 8.251 personas desde su apertura el 1 de diciembre.
Para garantizar que el hielo tenga una segunda vida útil, el lunes 8 de enero se apagó el sistema de refrigeración de la instalación para facilitar que la masa congelada se desprenda del serpentín interno.
La empresa gestora ha roto el bloque de hielo, y el equipo de Verd Urbà municipal distribuirá a los árboles y zonas verdes del municipio estos trozos helados y el agua proveniente del hielo que habrá dejado fundir en contenedores.
Se estima que durante estos tres días de desmontaje, los 35 m3 de hielo que forman la pista serán aprovechados en un 90% para el riego del sistema verde urbano municipal, "contribuyendo a un final ambientalmente responsable para esta celebración navideña".
Esta atracción abarca una superficie de 360 metros cuadrados y requiere aproximadamente 25,000 litros de agua para operar adecuadamente. Esto plantea un consumo desmesurado, especialmente considerando la baja cantidad de precipitaciones en la región en los últimos meses, según denuncias de los grupos ecologistas. La pista tubo un coste de más de 48.000 euros.
Polémica por la pista de hielo en episodio por sequía
Dada la urgencia de la crisis climática, Sant Feliu en Comú Podem expresó su descontento durante la sesión de preguntas y respuestas en la última reunión plenaria de octubre. Su preocupación se centró en la decisión de implementar una pista de hielo en un contexto de cambio climático y escasez de agua.
Sin embargo, Manyoses asegura que desde el ayuntamiento siempre se esfuerzan "por garantizar que las actividades realizadas tengan el menor impacto posible en el medio ambiente". "La energía utilizada para la pista de hielo equivale a la consumida por dos automóviles eléctricos. La empresa responsable implementa un programa de compensación; en función de las emisiones que genera, lleva a cabo acciones a favor del medio ambiente, como la plantación de árboles", argumentó Manyoses.
La polémica no solo fue con la pista de Sant Feliu de Llobregat, sino que se extendió a toda Catalunya. El decreto de sequía que se impuso en Catalunya regulaba los usos del agua ante la situación extrema que se vive en el país. Ahora bien, este decreto dejó fuera de la regulación y las limitaciones las pistas de hielo que muchos ayuntamientos tenían previsto instalar por Navidad. En declaraciones del consejero de Acció Climàtica de la Generalitat de Catalunya, David Mascort, a la Cadena SER, "cuando se hizo el plan de sequía nadie pensó en las pistas de hielo, si no estarían prohibidas".
La situación de sequía implica que la asignación máxima de agua por persona y día se reduce a 210 litros, se limita al 40% para fines recreativos, se prohíbe el llenado de piscinas y se veta el uso ornamental de agua en fuentes.
140 litros diarios gracias a la humedad ambiental
Uno de los aspectos más destacados durante la operación de la pista fue la gestión sostenible de la condensación generada por el frío del bloque de hielo. Cada día, se produjeron 140 litros promedio de agua provenientes de la humedad ambiental.
Estos 140 litros diarios fueron retirados para evitar un grosor excesivo de hielo y la presencia de polvo de hielo e impurezas en la pista. Este exceso de hielo, equivalente a 5.320 litros en total, fue depositado en los alcorques de plataneros, tipuanas y chopos de la plaza del Ocho de marzo, transformándolo en agua de riego para esta área urbana.
¿Una pista con hielo sintético?
En la búsqueda de opciones más respetuosas con el medio ambiente, algunas localidades han optado por una alternativa innovadora y sostenible para sus pistas de patinaje. En lugar de depender del hielo tradicional, han implementado un modelo que utiliza hielo sintético, compuesto por paneles de polietileno. Este material prescinde del uso de agua y refrigeración, ya que no se derrite con el calor, brindando una solución más eficiente y respetuosa con los recursos.
Este enfoque no solo es beneficioso desde el punto de vista ecológico, sino que también demuestra ser económicamente viable. Las pistas de patinaje sintéticas suelen tener un costo inferior en comparación con aquellas que requieren agua y refrigeración. Esta medida no es novedosa en climas más cálidos.
La adopción de esta alternativa no solo refleja un compromiso con la sostenibilidad ambiental, sino que también proporciona a la comunidad local una experiencia de patinaje que se asemeja estrechamente a la sensación de deslizarse sobre hielo, sin comprometer los recursos naturales y sin incurrir en costos excesivos.
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