La grandeza de un pueblo no sólo se demuestra ante el fragor de las llamas y el lamento de los heridos sino que siempre pervive en el tiempo.
Me gustará ver, aunque sea por última vez, a todo el mundo en la calle con el corazón roto, en silencio indignado, contra quienes nos han querido privar de seguir paseando pacíficamente por las Ramblas.