Al conocer que la sentencia del Supremo inhabilitaba a los que se oponían al traslado de los restos de Franco al Cementerio de El Pardo, me he puesto a cantar de forma irreverente el “Se va el caimán”.
Toca ya que Europa se moje, como ya lo hizo con Hitler, Mussolini o Stalin, y les diga a estos Señores herederos de Franco que el Régimen de su abuelo fue un crimen de lesa humanidad.