Ahora, como estos dos genios de la política no se hablan, se recurre al papel oficial y a un desdén calculado, que en el caso catalán pasa por hacer una llamada a Bruselas antes de contestar.
Estamos bajos de moral porque además la vía eslovena con la que nos ha amenazado el sátrapa Torra va poniéndose en marcha.
La semana se presenta movida, como la anterior y como hace ya tantas y tantas semanas. Estos es como un dragón Kant que cuando piensas que no puede haber más sorpresas, siempre aparecen nuevas a cuál de ellas peor.
Los constitucionalistas que residimos en Cataluña podemos encontrar razones sobradas para estar orgullosos de la victoria de la formación naranja, y hasta para dejarnos llevar por la euforia y celebrarlo con un buen cava catalán (y por tanto español) estos días.