Parece que fue ayer y ya estamos de nuevo en los actos de celebración de la Diada (fiesta nacional de Catalunya). Puntualicemos, de una parte de la ciudadanía. Al resto se la han arrebatado, hace ya unos cuantos años.
La situación de convivencia "pacífica" entre la pluralidad de ideas, continua igual, es decir, de crispación permanente. Se ha pasado ya de las palabras a las manos. ¿Qué vendrá ahora? Lo podemos imaginar, no hay que ser adivino. Este año, PP y Ciudadanos, como hace algún tiempo no asistirán a los actos oficiales de celebración, pero la novedad es la postura del PSC que en esta ocasión, por primera vez, tampoco tomará parte en los mismos porque solo representa a la mitad de los catalanes... Los tres partidos constitucionalistas se han plantado. Lo que no se sabe es a qué juega el partido de Colau, en Común, que sí estará presente, "porque es la Diada de siempre". A los presidentes del Parlament y la Generalitat les trae sin cuidado la ausencia de los tres partidos. La democracia, la libertad solo las representa ellos. El autoritarismo, la falta de libertad, la democracia, la ausencia de diálogo, solo lo practican en Madrid: el Estado, y el Gobierno.
Como en Catalunya no hay manipulación de los medios públicos a favor del independentismo, ni libertad, sino opresión y vasallaje, los independentistas pueden apropiarse de las calles, las instituciones, los pensamientos y hasta la propiedad del "pueblo" de Catalunya.
En la Diada del 2017, la excusa perfecta era la falta de diálogo con el gobierno de Madrid. Ahora utilizar la misma, no sirve. Pedro Sánchez ha abierto las puertas de la Moncloa, incluso tiene previsto venir este otoño a Barcelona. El presidente Sánchez está dando gestos y acciones de voluntad de dialogo. Dialogar sí, pero imponer el tema del diálogo son cosas bien distintas. Por eso, en estas celebraciones oficiales, ahora toca hablar de presos políticos.
De lo que se trata en esta edición amarilla es dar otro "golpe" de efecto con la presencia masiva de gente para demostrarle al mismísimo presidente del Gobierno que tiene que torcer el brazo y ceder al monólogo de Torra. Muchos autobuses con un programa de ocio por la mañana y por la tarde acudirán como un número más que se les utilice para el objetivo de unos cuantos.
Es una pena que Torra y Torrent no hagan un ejercicio de democracia y sean los representes del pueblo de Catalunya, no de una parte. Lo que están aplicando las dos instituciones es la dictadura llevada a su máxima de quien cuenta con la mayoría parlamentaria suficiente, con permiso de la CUP, para apoderase del país y de toda la ciudadanía. ¿Democracia, justicia? "Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago" decía alguien. Es lo que están aplicando.
Pese a todo, que pasen una buena Diada, con tranquilidad, buenos alimentos y mucho sentido del humor, que es lo que hace falta en estos tiempos complicados.
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