Las relaciones entre el PSC y la UGT de Catalunya hace ya unos años que no marchan bien. El distanciamiento del sindicato no es de ahora, viene de lejos. Se inició en la etapa de Pepe Álvarez como secretario general del sindicato en Catalunya, cuando este, por despecho -dicen los conocedores del tema- inició “su coqueteo” con CDC y ERC. La excusa fue la apertura del sindicato a la sociedad. De esta manera fue colocando a personas de ambos partidos en cargos de responsabilidad, con poder de decisión y capacidad para dar el giro ideológico.
Las tensiones internas fueron en aumento entre los “nuevos” dirigentes y los que aun querían seguir siendo socialistas y, por lo tanto, estaban en la órbita del PSC, y se sentían traicionados por su líder y el giro independentista que había dado a su querida UGT.
La gran batalla se produjo cuando Álvarez quiso elegir a su sucesor, Camil Ros. Ahí se produjeron más que palabras. Para resumir, el conflicto se saldó, en un primer momento, con la bicefalia del sindicato: Martín Carnicero como presidente y Camil Ros como secretario general, Dos almas políticas conviviendo como “buenos” hermanos, aparentemente.
La paz interna duró -por mucho que tratan de disimularlo- lo que un caramelo en la puerta de un colegio de P3. Camil Ros ha seguido con su hoja de ruta y Matías Carnero, intentando dar la imagen de otra cosa: la cara y la cruz ideológica.
Es el coste que la UGT está pagando por su indefinición, o mejor dicho, por su inclinación hacia un lado de la balanza, lo que provoca enfrentamientos.
Este lunes la Ministra de Industia, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, se encontraba en Barcelona, donde a primera hora de la mañana participaba como conferenciante en un desayuno de trabajo del Fórum Europa. La presencia de grandes empresarios estaba reducida a la mínima expresión. La representación sindical la ocupaba Matías Carnero de UGT; nadie más de otros sindicatos, al menos altos dirigentes.
Se daba las circunstancias de que Pepe Álvarez había pasado el fin de semana en Barcelona, como suele ser habitual cuando no tiene “bolos”, pero además se encontraba en Lleida, donde iba visitar la factoría de la cervecera San Miguel, acompañado de Camil Ros. ¿Se reparten los actos con Camil? En algunos círculos socialistas no ha gustado el desplante de Álvarez a la ministra Maroto. Es más, se han puesto como una moto, en privado; no entienden la actitud de Álvarez.
Las visitas a la cárcel, fechas atrás de Álvarez a Cuixart y Camil a Junqueras, no han caído bien ni a parte de los militantes ugetistas, ni tampoco a buena parte de sus “hermanos” socialistas.
Algunos han querido vender ambas visitas como una posible mediación de los dos sindicalistas. Entre Catalunya y Madrid. ¿Será así?
ERC ha perdido el control de la ANC. La nueva presidente, de momento, va por libre y no atiende a razones, es una activista, dicen quienes la conocen bien. No quiere dejarse comer el dominio de las convocatorias en la calles. Es otro flanco abierto para la resituación de la estabilidad política. Mientras Òmnium, cuya ascendencia sigue en manos de Cuixart, ha dicho que no se suma al ultimato dado por la ANC.
Disparidad de criterios. ¿Ruptura de la hoja de ruta callejera?
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