El profesor Pedro Salinas nació en Madrid en 1891. Vivió 60 años y está enterrado en Puerto Rico. Escribió no sólo ensayos de literatura, sino poesía. Quisiera daros a conocer ‘La voz a ti debida’, un extraordinario poema dedicado y hablado a su amada. Su lectura me parece de singular provecho para ampliar nuestro repertorio de 'razones amorosas'. A los amores hay que hablarles, hay que decirles sin desmayo, un día y otro, ‘cositas’, palabras dulces.
Veamos algunas de las exclamaciones de Salinas:
"¡Y, ay, cómo quisiera ser/ una alegría entre todas,/ una sola, la alegría/ con que te alegraras tú!/ Un amor, un amor solo: el amor del que tú te enamorases./ Pero/ no soy más que lo que soy".
Sin fantasmadas ni fraudes, no soy más que lo que soy.
Por esto, "A ti debértelo todo/ querría yo./ ¡Qué hermoso el mundo, qué entero,/ si todo, besos y luces,/ y gozo,/ viniese sólo de ti!".
"Qué alegría, vivir/ sintiéndose vivido./ Rendirse/ a la gran certidumbre, oscuramente,/ de que otro ser, fuera de mí, muy lejos,/ me está viviendo". La felicidad de que te estén viviendo. La felicidad de entregarse y de que se entreguen del todo, sin reservas. "Porque tu entrega es/ reconquista de ti (…)/ Por eso/ pedirte que me quieras/ es pedir para ti:/ es decirte que vivas,/ que vayas/ más allá todavía/ por las minas/ últimas de tu ser".
Y no obstante, poder decir "Perdóname el dolor, alguna vez,/ es que quiero sacar/ de ti tu mejor tú". El amor inventa su infinito. "A ti sólo se llega/ por ti. Te espero". "Sé que adonde estuve/ sólo/ se va contigo, por ti". "Pero yo/ no quiero los cielos nuevos./ Yo quiero estar donde estuve./ Contigo, volver./ ¡Qué novedad tan inmensa/ eso, volver otra vez,/ repetir lo nunca igual/ de aquel asombro infinito!".
Dejadme acabar con esta pregunta: ¿Nos daría vergüenza decir lo siguiente a alguien con quien hayamos labrado verdadera intimidad? "Que hay otro ser por el que miro el mundo/ porque me está queriendo con sus ojos./ Que hay otra voz con la que digo cosas/ no sospechadas por mi gran silencio;/ y es que también me quiere con su voz".
Querer con los ojos y con la voz…
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