El concejal Richard III del Condado de Viladecans no responde a las preguntas de sus súbditos
La rapidez del ayuntamiento de la ciudad en contestar preguntas de los ciudadanos está congelada, como el agua de las fuentes de Lugo.
Transparencia eficacia, atención a los ciudadanos e información son las prioridades del consistorio de Viladecans, eso es la teoría, la práctica, en muchos casos es bien distinta. La rapidez en contestar preguntas de los ciudadanos está congelada, como el agua de las fuentes de Lugo. También depende del regidor al que se le haga la pregunta. La atención presencial no suele hacerse, sugiere que se haga las preguntas a través de las nuevas tecnologías. Ya ponen el correo en la página para que se les pueda hacer llegar las preocupaciones, con la promesa de dar toda la información sobre el tema que se solicita. No se levante de la silla cuando termine de escribir, siga sentado. No espere de pie la respuesta porque igual se puede quedar helada de tanto esperar.
Una de las personas que forman parte del equipo del Mamut, dirigió una pregunta al concejal del distrito número III, Ricard Calle, más conocido como Richard, el concejal preferido del alcalde. Se le solicitaba información sobre el estado real de las obras del barrio de Albarrosa “aprobadas” en los presupuestos “participativos” del 2016 y desde entonces no se sabe nada del proyectos y del presupuesto que se dedicó en su día para las mismas, pese a que el alcalde ha manifestado que las obras empezarían antes de que terminara del pasado año.
El correo electrónico se envió el pasado mes de noviembre, sin respuesta al mismo. A principio de esta semana se le volvió a enviar, siendo el silencio ¿administrativo? la respuesta. Igual lo que quiere el concejal Richard es que las preguntas se realicen por escrito y con registro de entrada para que le gente que trabaja y no puede hacerlo presencialmente se aburra y lo deje. Claro como los concejales no tienen hora de entrada pueden permitirse hacer cualquier cosa, hasta irse en horario de trabajo al mercadillo municipal, con un chiringuito del PSC para hacer campaña electoral a favor de su partido. Son las licencias de los que se creen los dueños del cortijo llamado ayuntamiento, como si este fuera propiedad de ellos y Viladecans su condado.
Luego alardean de que un instituto de la UAB que trabaja para poner etiquetas a los ayuntamientos que cumplen los estándares de transparencia, aprueba su gestión. Claro que más de uno de los estándares que certifican que están bien, resulta que no está. Tenemos unos de los casos claros de lo que decimos. En la web del ayuntamiento, en el apartado de transparencia indica que se puede comprobar, porque está puesto, las dietas del equipo de gobierno. Pues es mentira, no se puede acceder, dicen que por problemas informáticos, los cuales, deben ser crónicos, porque no hay manera de poder entrar, no ahora, sino hace ya mucho tiempo. Tampoco muestra lo que cobra realmente el alcalde. Figura su asignación del ayuntamiento, pero no está contemplada lo que percibe de la Diputación de Barcelona, de la AMB, etc. También afecta a otros regidores que están en otros organismos. Tampoco publican anualmente sus declaraciones a Hacienda. No es el único consistorio que no lo hace, pero hacerlo sería muy saludable. Eso sería transparencia. Lo que ocurre es que a Hacienda no se les puede ocultar determinados ingresos legales.
Así que menos publicidad y más atender las obligaciones. Y al concejal Richard decirle que está para servir a los ciudadanos no para sacarse fotos en los actos de propaganda.
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