Ya sea en radio, televisión o prensa, Javier Urra es hoy el psicólogo español con mayor actividad y presencia en los medios de comunicación. Este año ha publicado no sé cuántos libros. Quiero reseñar aquí el último: 'Nostalgia del más allá' (Morata). Se trata de un texto singular, una fusión de experiencias vitales, de ensueños y de propósitos, de conocimientos literarios y académicos. Es la expresión intensa de un persistente afán liberador, del que su autor quiere hacer partícipe a cada lector para que aumenten sus posibilidades personales. Académico de número de la APE (Academia de Psicología de España, todavía sin la erre de Real), Urra es ambicioso y pretende que el mundo de la psicología haga donaciones seductoras y útiles a la sociedad. Entre ellas: estimular la sociabilidad y la alegría de existir (con la magia de la sonrisa como punto de encuentro con los demás), y alentar el hábito de matizar y ser ponderado. No nos recreemos, dice, en los problemas, centrémonos en las soluciones. Y sepamos distinguir: las opiniones son libres y los hechos son sagrados.
Urra nos propone localizar al desconocido que habita en nosotros mismos, y cita a Montaigne, quien veía tanta diferencia "entre yo y yo mismo como entre yo y los demás". Advierte que 'yo' soy importante pero 'tú' también; que no se nos quiere por cómo somos y qué somos, sino por cómo hacemos sentir a los demás; y que debemos confiar hasta en las malas personas, pues no cambian jamás.
Hay una anécdota que cuenta Javier y que habla por sí sola: oyó a un pasajero pelearse con una azafata y decirle que le resultaba una persona desagradable, ella le contestó algo así: "En cambio, usted a mí me parece una persona encantadora, pero puede que los dos estemos equivocados".
Se saborea aquí también la satisfacción de no temer nada y de ser temido por ello, o el gusto de abandonar los prejuicios localistas y reconocerse peregrino existencial: "Aprendamos a sentir la tierra, a leer las estrellas, a escuchar lo que traslada el viento, a conversar con la mar". Hay que aprender a decir 'no sé' y propiciar la autonomía y aún la soledad del otro en la pareja. Promete Javier Urra que cuando él llegue al más allá, no hará reclamaciones. Y cual un paradójico taoísta, se pregunta si quizá nacer sea un estado posterior a la muerte.
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