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Isaki Lacuesta: “Me gusta que las cosas se desplacen de significado y de forma”

El cineasta de Girona hace parada en Barcelona para presentar una exposición, 'Les imatges eco. Isaki Lacuesta', que tiene sus orígenes en museo Pompidou de París.

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Sin duda alguna, Isaki Lacuesta ama el cine. Su mundo se compone de imágenes y de encuentros casuales con imágenes, con artistas, con el mundo. Como dice él en esta entrevista, él piensa en cine, por lo que todo lo que hace, para él, es cine. Y así, ha traído al Centre d’Arts Santa Mònica de Barcelona una instalación que en realidad son cuatro. Las dos primeras, ‘Les imatges eco’ y ‘Els films dobles’ proceden de una exposición que le pidió el museo Pomipodou de París en 2018, a raíz de una retrospectiva de sus películas. A estas se le suman la instalación que ha llevado al Bòlit de Girona , ‘La tercera cara de la lluna’ en colaboración con Pep Admetlla y Refree; y otra que se estrena en Barcelona, ‘L’acusat’, que ha elaborado a partir de descartes de la última serie que está preparando.


Isaki Lacuesta no para, ama la imagen y sus posibilidades y las colaboraciones con otros artistas…


Incluso juega con los formatos, ¿no?

Me gusta trabajar con los formatos dependiendo de la pieza. Aquí en la exposición, por ejemplo, se puede ver. Hay vídeo pixelado, 16 mm, teléfono móvil, 35mm, depende de cada película y proyecto.


Explíquenos un poco el origen de esta instalación.

Esto sale de la propuesta del Pompidou, es cierto y quería muchos medios. Y busqué colaboración en casa. En Girona con el Bòlit y aquí en Barcelona con el Centre d’Arts Santa Mònica. Entonces salió la propuesta de que la exposición fuera itinerando. Y que tras París fuera a Girona y luego a Barcelona. Y de manera muy natural surgió la idea de ir añadiendo piezas. Y me gusta. Igual de aquí seis meses añado otras cosas.


Además, el trabajo presentado es bastante interdisciplinar, se ven muestras de fotos, de películas, de esculturas, trabajos con la luz… Parece casi un recorrido por las posibilidades de la imagen.

Sí. Planteé un recorrido y me encantaría que se viera esto.


La instalación del Bòlit, que se presenta casi como un final de recorrido aquí en el Arts Santa Mònica, es casi un juego casi sensitivo.

Sí, para mi esta pieza es la más diferente. Es una instalación más sensorial, pero también están algunas fotos de las expuestas aquí y ambas conviven en la exposición. Pero sí es cierto que me interesa trabajar con algo más interdisciplinar. Las disciplinas me interesan, pero me las voy encontrando y no me doy cuenta hasta que lo veo todo junto. Entonces me explican, “mira, este tema está repetido”: el tratar de intentar ser otra persona, tratar de cambiar tu forma de ser, expandirte… me doy cuenta entonces de que es algo muy común. Y esta especie de diálogos con eso, con pintores, fotógrafos, escritores, arquitectos, escultores… tiene mucho que ver con el hecho de intentar meterte en la cabeza de otro, entender, y te acabas encontrando con intersecciones a las que no llegarías nunca. Y esto me interesa mucho, tanto a nivel personal, pero también a nivel de imagen, formal. Permite que el cine, crezca.


Isaki Lacuesta


Pero aquí, excepto el corto y los vídeos puestos a pantalla partida, no parece cine tradicional.

Yo cuando veo estas instalaciones veo películas todo y que sé que es un poco falso. Pero lo digo en la medida en que mi pensamiento viene del cine. Yo puedo jugar a interactuar con pintores, arquitectos o escultores, pero mi mentalidad, quiera o no quiera es y bebe del cine.


Pero la exposición va más allá, no es entrar a una sala con butacas y ver una proyección, aunque lo llame cine o se pueda llamar cine. 'L'acusat', la pieza que más se acercaría, es casi fruto de una relación con la arquitectura de Almonte, y surge como un casualidad, un juego casi. Y cada pieza es diferente. ¿Le sale de manera espontánea o es fruto de gente con la que se encuentra y entonces se anima?

Pues sí, y si lo pienso, es cierto que con arquitectos he hecho bastantes cosas. Y aquí lo muestro en este mural de fotos propias y encontradas. Hice el pabellón de la Bienal de Venecia en 2015 con Jaume Prat y Jelena Prokopljević, he hecho diversas instalaciones, que mezclo en estas fotos.


Pero, por ejemplo, todo esto que se ve en la parte de ‘Les imatges eco’ y ‘Els films dobles’ , ¿lo capta porque siempre va con una cámara en mano?

Depende del proyecto, a veces voy con una cámara de cine, otras veces son fotos, otras voy yo sólo con un teléfono móvil o una cámara más compacta y otras nada. He hecho proyectos de danza con Cesc Gelabert, u otras que son sólo pura luz.

Por ejemplo, en ‘Les imatges eco’ que pongo fotos de Cravan, hay un poema que aparece en la película que dice “Quería estar en Viena y en Calculta”. Es esta idea de estar desdoblado "... Y quisiera ser puta y cuervo, y millonario y vagabundo...".  Creo que el cine es un poco eso.


Entonces, teniendo en cuenta que ve esto como cine, lo expone en museos –que viene siendo una tendencia en la que muchos otros cineastas están apostando, desde las ‘Correspondencias’ del CCCB, a la exposición de Albert Serra en el Princesa Sofia o la Fundació Antoni Tàpies…–, ¿es una manera de buscar otro público para el cine? ¿Una manera de rescatarlo ahora que dicen que está muerto?

A mi el cine, la sala del cine, me sigue encantando. Y seguiré haciendo cine, y películas para salas e iré como espectador… Y creo que no desaparecerá y que no está en un momento de fragilidad en absoluto. Aún estoy esperando series que sean mejor que algunas pelis. Hay mucha exageración en esto.

Pero dicho esto, a mi me encanta estar en sitios distintos y hacer que las cosas se desplacen de significado y de forma. Además, estamos en una situación en la que los cineastas no estamos en condiciones de rechazar ningún tipo de espacio.

Yo me lo planteo así. Presentar películas en cines, en museos, en bares, en iglesias, en campos de fútbol –que seria la leche-… bienvenido sea.


En el gran mural de los ecos fotográficos y los ecos de imágenes, que se exponen aquí, ¿cómo llega a esta relación, con semejante cantidad de material que debe tener.

De manera bastante natural, la verdad. En unos casos, por ejemplo, lo he hecho con algunas películas, empiezo a hacer murales de referencias. Como el historiador y teórico del arte de finales del siglo XIX, principios deL XX que fue el primero que da movimiento en el tiempo a la iconografía y hacía murales. Y yo empecé a hacer eso en ocasiones. A la que veía una fotografía, la ponía en un mural, y a la que pones dos imágenes juntas ya estás construyendo un relato capaz de sentido.


Y en esta exposición se ve no sólo en imágenes. En ‘La tercera cara de la lluna’ llega a poner en una misma instalación a Refree con las esculturas de Pep Admetlla. ¿Cómo puede llegar a estos ecos, a estas relaciones?

No es buscado o copiado de imágenes. Tiene mucho de juego y de azar. Un día descubres algo que te fascina y en el momento o pasado el tiempo te das cuenta que la puedes usar para otra cosa.


A veces tiene algo de montaje paralelo.

Sí, yo hablo de esto en los textos del catálogo de la exposición. Que muchas veces se hace un montaje en paralelo para poner en relación dos cosas, pero a mi me gusta también para detectar y mostrar las diferencias.


¿El visitante o espectador que venga a la exposición será invitado a todo eso, a pensar la imagen, pensar el cine, entrar en el juego de relacionar lo expuesto?

Nada de esto se hizo premeditadamente. En realidad, he pensado cada pieza por separado y se ha dado la casualidad de que coinciden y se exponen todas en un mismo espacio. Pero si pasa todo esto que dices, me parecerá fabuloso.


Pero en ‘Les imatges eco’ juega y relaciona distintas películas suyas y grabaciones propias y ajenas y se resignifican.

Yo vengo del montaje. Cuando salí de la facultad lo que más había hecho era montar y en mis primeras películas hacía eso. Ha sido justo hace dos o tres años que estoy entendiendo y descubriendo el tiempo interno de los planos. Yo hacía esto de jugar con el montaje. Joris Ivens, uno de los grandes cineastas a los que admiro, explicaba que, de pequeño, en su pueblo llegaba sólo una película cada mes y lo que hacía entonces, hasta que llegaba otra, era remontarla. Y así aprendió a hacer cine. Salvando las distancias, yo he trabajado igual. Lo del retrato me está llegando ahora.


¿Le interesa pensar la imagen?

No es intencionado. Tiene mucho de juego, de relato, de cuentacuentos. Lo que si me doy cuenta es que trabajo mucho con la asociación de ideas, y si logro una imagen necesito otra al lado. Que tiene mucho que ver con que pienso en cine y que este vive y viene del collage, del montaje… Aquí pongo en relación la imagen de una ecografía. Bien. La radiografía y los rayos X nacieron al mismo tiempo que el cine, con pocos meses de diferencia. Y nace en una época en que hay una cierta voluntad de querer captar los pensamientos, las ideas, las emociones, a partir del exterior. La resonancia magnética ya es hija de la generación del 3D, de los videojuegos virtuales, puedes entrar dentro, darle vueltas, animarlo… un pensamiento que ya es diferente. Y mi generación se ha quedado entre medio de estas dos maneras de entender la imagen.


Pese a ser reconocido internacionalmente y exponer en museos, veo que se sigue considerando un aprendiz.

Es que esto es infinito. No es ni modestia ni falsa modestia, es un hecho impepinable.


E igual que la exposición ha crecido desde el Pompidou hasta el Santa Mònica, ¿va a seguir haciéndolo en un futuro?

No tengo intención. Supongo que si me invitan a algún lugar y crece, fantástico. O sino se puede ver por separado. De hecho, ‘L’acusat’, la pieza nueva para Barcelona es fruto del material desechado para una serie que me han encargado sobre un asesinato en Almonte. Y vi ese material que no entró en la serie y pensé que se podía hacer alguna cosa: un retrato de un espacio que no funciona para una serie , con otro tempo y otra disposición, sí funciona en una exposición.


Es curioso, a la vez que se entiende por su pasión por la interdisciplina, que antes dijera que no ha visto series mejores que algunas películas y se animara a hacer una serie.

Pues mira, la propuesta llegó en un momento en que estaba arruinado. Acabé de rodar ‘Entre dos aguas’ y Bambú, una productora con la que tengo confianza, me la propuso y estoy contento la verdad. Ojalá salieran más, creo que es un campo que tiene mucho camino para la exploración. Creo que con la cantidad de plataformas y recursos online, aún todo es muy tradicional y podrían estar trabajando con cosas más potentes, como caminos que se bifurcaran, que no fueran lineales…


¿Tiene algún otro proyecto en mente?

La serie ya está terminada, estamos preparando un guión para una película con Isa Campo y preparando la próxima exposición que se hará aquí en el Centre d’Arts Santa Mònica en noviembre que es un poco sobre el imaginario de la prohibición.

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