Los vigilantes de seguridad del aeropuerto de El Prat denuncian presiones de la Guardia Civil
El comite de huelga prevé un otoño caliente y asegura que "vendrán más huelgas" en el aérodroma de la capital catalana por la falta de voluntad a negociar.
Los vigilantes de seguridad del aeropuerto de Barcelona-El Prat han protestado este martes en la T1 contra las "presiones" de la Guardia Civil durante estos días de huelga indefinida, convocada desde el pasado 9 de agosto.
Los trabajadores de Trablisa denuncian "el acoso continuo" que están sufriendo los filtros de seguridad para evitar ningún tipo de cola y que se pueda hacer visible su protesta, que debe cumplir unos servicios mínimos del 90%.
Los controladores del aeropuerto en huelga han realizado un breve recorrido por la terminal del aeropuerto lanzado proclamas y llevado pancartas donde se podían leer: "Aena, Trablisa y Guardia Civil nos quieren callados", "Menos presión y más negociación" o "Más seguridad y menos abuso de autoridad".
Los empleados de Trablisa han aprovechado esta manifestación para mostrar su apoyo a Ivana Jiménez, la trabajadora apartada del trabajo tras denunciar el acoso de la Guardia Civil y sufrir un ataque de ansiedad: "Me han destrozado la vida", afirmó Jiménez, quien estaba allí presente. "Ahora mismo me han sacado del aeropuerto. Me llegó una carta el 22 de agosto conforme la Guardia Civil no me quería porque no era apta", afirmó la trabajadora de Trablisa, que considera totalmente falso este argumento y recuerda que hacía más de 14 meses que trabajaba sin problemas los filtros de seguridad del aeropuerto de El Prat.
Ivana ha explicado a la prensa que el origen del conflicto se remonta al inicio de la huelga. "La Guardia Civil tiene órdenes de meterse en los filtros y poner presión a los vigilantes para que los escáneres y los arcos vamos más rápido, sin revisar a fondo los equipajes ni hacer controles aleatorios como manda el protocolo", aseguró la trabajadora de Trablisa. "En base a esto, yo tomar medidas y pedí los números de placa de dos guardias civiles, ya que no quería responsabilizarse de ningún incidente de seguridad", continuó Jiménez, que afirma que a partir de ahí comenzaron las "amenazas, presiones y represalias". "Cogí la baja y me empezaron a fastidiar", lamentó la vigilante de seguridad. "Finalmente, me han apartado de mi sitio con el argumento de que no soy apta. No es cierto, lo único que no me quieren allí porque denuncio lo que pasa", concluyó con resignación Ivana.
"La empresa se siente apoyada por la Guardia Civil, Aena, la Generalitat y el Ministerio de Fomento. Así es difícil hacer una negociación cuando no tienen ninguna obligación", constató el asesor del comité de huelga de Trablisa, Juan Carlos Giménez. "Continuamos con la huelga indefinida porque es lo único que podemos hacer y con servicios mínimos del 90% sólo la puede secundar el comité de huelga", señaló Giménez, que ha avanzado que están a la espera de que el juzgado obligue Aena a cederles imágenes de las cámaras de seguridad "para demostrar las presiones de la Guardia Civil y el intrusismo de trabajadores".
"Hay esquirolaje con gente proveniente de Mallorca y Madrid, y esto es una clara vulneración del derecho a huelga. Y no tenemos constancia de que la Inspección de Trabajo esté actuando ", ha criticado el asesor del comité de huelga de Trablisa.
Ante este escenario, Giménez ha avanzado que todas las presiones y acosos "serán denunciados" en su momento tanto en los juzgados penales como laborales para que quede demostrado en qué condiciones se está trabajando y "para poner alguna cara roja". "Seguiremos por la vía judicial que es la única que nos queda", remachó.
PROMETEN UN OTOÑO CALIENTE
A pesar de que la huelga no está sirviendo de momento para forzar un cambio de actitud de la dirección, Giménez descarta incrementar la intensidad de la misma. En este sentido, alerta de que una huelga de celo es ilegal y que las colas que formaría los filtros afectarían a quien no tiene culpa "de la usura y la incompetencia": los usuarios.
Sobre el futuro de la huelga indefinida, Giménez dice que se mantendrá porque "la reivindicación es la única herramienta que tenemos para exigir nuestros derechos". En este sentido, añade que el 31 de mayo de 2020 finaliza la concesión de Trablisa y que hasta entonces continuarán luchando por lo que consideran justo. Con todo, el asesor está convencido de que la empresa que tome el relevo "también se querrá llenar los bolsillos con los derechos de los trabajadores" y que se necesitan soluciones definitivas.
"Empezamos con la huelga de Eulen, ahora es la de Trablisa y el próximo año será la de la empresa que venga a hacer lo mismo", ha señalado. De hecho, Giménez ha avisado que se prevé un otoño caliente y "vendrán más huelgas" en el Aeropuerto de Barcelona. "Hace poco fueron los trabajadores de restauración y en septiembre llegará una nueva huelga de otro colectivo para el asunto de las licitaciones a la baja", concluyó.
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