El desabrido tono y la urgencia de medidas que nos ha anunciado este martes el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para tapar su falta de eficiencia y desgobierno en la crisis del coronavirus, nos muestra hasta que punto vamos mal en esta crisis.
Templar gaitas y camuflarse con continuas ruedas de prensa ministeriales de caras largas y tristes no ha sido la solución, ni tampoco la eficaz manera de escaparse de una pandemia que se veía venir y que ha castigado duramente a los dos países de Europa más permisivos con la dejadez social en su día a día: Italia y España, ambos clasificados, ahora mismo, en la expansión de la enfermedad en primero y segundo lugar en el panorama de infectados en la Comunidad Europea. Triste y preocupante epílogo para una estrategia sanitaria y sobre todo política muy equivocada.
Ahora toca correr y hay que pasarse de tuerca sí o sí. No queda otro remedio. Ha habido que parar las Fallas y las Fiestas de la Magadlena, y hasta es posible que la elecciones gallegas y las vascas para que todas y todos mantengamos serenidad y procuremos ayudarnos las unas a los otros para evitar contagios innecesarios, cuidando de nuestros mayores que están cayendo como moscas y que no se merecen que un virus de origen desconocido les cierre su final de vida injustamente. Hay que pelear con coraje y cabeza.
Cargar contra los periodistas le sale gratis Sánchez... al menos, de momento. Luego ya vendrá el tiempo de pasar cuentas, porque lo que se intuye ahora mismo, por lo escuchado ayer, huele a tic bolivariano y no a democracia europea consolidada. Ni en los continentes, ni en los contenidos.
Por eso, Vds. señoras y señores sigan haciendo caso a lo que les dicen sus médicos, pero abstráiganse de lo que hacen algunos de sus gobernantes a los que deben perdonar, porque todavía no se han dado cuenta de lo mal que lo están haciendo. Volvamos al punto de partida y practiquemos eso que llevamos en nuestros genes y que aprendimos de nuestros abuelos que sufrieron una Guerra Civil, que es el valor y la solidaridad. Con solo esos dos componentes, conseguiremos salir de este maldito embrollo en el que estamos metidos. Así que, ante la adversidad que padecemos, ánimo y buen juicio, compatriotas.
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