La Biblioteca el Molí de Molins de Rei finalista en los Premios FAD 2020
Este equipamiento ha sido seleccionado entre las obras finalistas, en la categoría de arquitectura, de la 62.ª edición de los Premios del Fomento de las Artes y del Diseño, FAD 2020.
Estos premios, concedidos por la asociación ARQUIN-FAD de Fomento de las Artes y del Diseño y con carácter anual, fueron creados en 1958 por Fomento de las Artes Decorativas, e impulsados por el arquitecto, Oriol Bohigas, con el objetivo de rendir un reconocimiento a la arquitectura contemporánea. Actualmente se han convertido en los premios más antiguos y prestigiosos de Europa.
En la convocatoria de los Premios FAD 2020, han sido presentadas un total de 597 obras entre las diferentes categorías. La Biblioteca el Molí de Molins de Rei, del cual es el autor el arquitecto del área Metropolitana de Barcelona, Antonio Montes Gil, se ha presentado en la categoría de arquitectura.
Para la selección de los finalistas, el jurado ha destacado, entre otros aspectos, proyectos atentos al contexto y al oficio, en diálogo con el espacio, el tiempo y la materia. Una arquitectura generadora de sistemas más que no de objetos.
En concreto, el jurado ha valorado de este proyecto la capacidad de absorber las potencialidades de los espacios del edificio existente y como ha adaptado sus estrategias arquitectónicas, su tono y su lenguaje a las diferentes situaciones.
La Biblioteca ha sido construida en un edificio de relevancia histórica para Molins de Rei, dentro del edificio de la antigua fábrica Ferrer y Mora, proyecto del arquitecto Josep Oriol Bernadet (1811-1860) e inaugurada en 1858, cien años antes de la creación de los Premios FAD.
Esta fue la segunda fábrica plenamente industrial que incorporó la mecanización en su proceso productivo, edificada en el Baix Llobregat. La creación de esta fábrica representó el salto hacia la era de la industrialización de una población que hasta entonces había sido esencialmente agrícola.
La elección de su ubicación no fue casual, sino que respondió a la necesidad de usar la energía hidráulica que empleaba para funcionar, a la vez que daba continuidad a los antecedentes y a la tradición de molinos de la villa. Posteriormente, el agua fue sustituida sucesivamente por el vapor, el gas y la electricidad.
La fábrica constaba de una nave principal de tres pisos y buhardillas, e incorporó dentro del complejo fabril el antiguo molino harinero. De la estructura interior hay que destacar las columnas de hierro fundido sobre las cuales descansaba el envigado de madera, un material que actualmente conservan pocos edificios industriales de la época en Catalunya. También hay que destacar la turbina de grandes dimensiones que se encontró durante la remodelación del edificio.
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