Puigdemont ensaya la “confrontación inteligente” con el PDeCAT

Hay personajes que sorprenden cada día por lo que hacen y sobre todo por lo que dicen. Son individuos que se reinventan para seguir estando en el calendario mediático. Lo pueden hacer por dos razones: una porque tienen dinero para sobrevivir y dos, disponen de todo el tiempo del mundo para hacerlo. Dos elementos fundamentales para una estrategia personal: ” La ambición suele hacer traidores”, afirmaba la reina Cristina de Suecia.

El autor de la frase sublime, “ confrontación inteligente”, Carles Puigdemont, el político más valiente de Catalunya, ha mostrado lo que significa estas dos palabras para él: dar una estocada mortal al partido sucesor de la antigua CDC de la que él ha formado parte y que fué quien primero lo hizo alcalde, después diputado, y finalmente presidente de la Generalitat. Además, le ha proporcionado una situación profesional y personal que nunca hubiera podido imaginar desde su posición de periodista mediocre e individuo ambicioso.

El huido expresidente, quien pide lealtad absoluta y disciplina a sus deseos y aspiraciones políticas --también personales -- ha llevado al PDeCAT a una situación límite en plena campaña ya de elecciones autonómicas. Todo lo que él no puede controlar, lo destruye y lo deja tirado como un clínex. Es su forma de hacer política y de agradecer a sus mentores. Ya se sabe que en política quien tiene el poder lo suele ejecutar, sin piedad

La guerra entre Puigdemont y el PDeCAT ha dejado de manifiesto cómo se las gasta el de Girona. Desde que Mas lo designó como presidente del gobierno catalán nunca ha dado su brazo a torcer con sus “jefes” políticos, más bien al contrario. Han prevalecido sus intereses por encima de su antiguo partido con el que no tiene ningún problema en cargárselo. Eso sí, lo hace por su amor a Catalunya. Decía Henry Lous Mencken, "Sabio de Baltimore" , periodista y crítico social que “Cuando oigas a un hombre hablar de su amor por la patria, es signo de que espera que le paguen por eso”

La teoría de Puigdemont de “confrontación inteligente” es la que está aplicando al PDeCAT, con la consigna sutil a los que no quieren perder el chollo institucional--muchos de los cuales llevan años en el mismo -- que se den de baja del partido con el fin de dinamitarlo para quedarse con ese espacio que considera suyo. Los senadores han hecho los deberes rápidamente y han cumplido las órdenes de su nuevo líder. Lo mismo ha ocurrido con algunos ediles del Área Metropolitana. Queda esperar lo que hagan sus señorías del Congreso y del Parlament, amén de otros municipios.

Si la práctica de la confrontación inteligente tiene como resultado lo que estamos viendo estos días, la confianza en sus palabras tiene el mismo valor que un billete de mil euros. Me viene a la mente una expresión que afirma “Los amigos son para las ocasiones, salvo en determinados círculos político-económicos, en los que las ocasiones son para los amigos”. Eso deben pensar todos los que ahora son “amigos” con derecho a cargos y antes los eran del que tenían el mando. Las ideologías han muerto y solo quedan los intereses personales por encima de los ciudadanos que los han votado. Porque como decía Cánovas del Castillo “No hay más alianza que las que trazan los intereses, ni las habrá jamás”

Así que, conociendo en vivo y en directo “la confrontación inteligente” de su mentor, ya se sabe lo que da de sí. Que Dios coja confesados a los catalanes de buena fe que siguen confiando en él y a los que están hasta el gorro que sigan teniendo paciencia contenida.