La situación sanitaria, económica y social en la España de las autonomías es muy complicada. Lo es porque priman los intereses partidistas por encima de los de la ciudadanía. Es triste, pero es así. Llevamos demasiado tiempo viendo pasar por delante de nuestras narices las peleas políticas, las acusaciones mutuas de quien tiene la culpa de lo que está ocurriendo: la culpa siempre es de los demás, nunca de los que tiene la responsabilidad, ni tampoco de la oposición por que ellos no gobiernan. Todos se lavan las manos y pagan las consecuencias, como siempre, los ciudadanos.” La moral se esgrime cuando se está en la oposición; la política, cuando se ha obtenido el poder”, decía el filósofo José Luis Aranguren.
El coronavirus, que cogió por sorpresa a los gobiernos de todos los países, ha venido para quedarse un largo periodo de tiempo. En su irrupción nadie sabía cómo atajar este nuevo virus asesino. Con las investigaciones y las actuaciones llevadas a cabo han propiciado que haya menos infectados y muertos. Pero España es uno de los países europeos que más casos se están dando. Se vuelve a llegar tarde en las medidas para atajar la pandemia.
A eso hay que añadirle las diferencias políticas entre partidos que se reproducen también en gobiernos autonómicos que no son del mismo color político que el central. Son constantes para desespero de los espectadores que ven como la primera prioridad se queda en un segundo plano. Decía Aristóteles que “No hace falta un gobierno perfecto: se necesita uno que sea práctico”. Eso es lo que pide la ciudadanía: los que los han votado y los que pasan de la política y no votan.
Desde que la política es política, los partidos que gobiernan, también los de la oposición, cuando tienen fuego en “sus cocinas” lo mejor que se les ocurre es utilizar son cortinas de humo para distraer al respetable. Eso es lo que está ocurriendo ahora, con todos y cada uno de las formaciones políticas y con el gobierno de coalición, donde uno de sus socios lleva tiempo utilizándola para tapar todos los líos que tiene dentro de su “casa”. Sucede tres cuartos de los mismo con el PSOE de Pedro Sánchez, que tiene al enemigo en casa y además de la mala gestión en sus áreas, su líder, Pablo Iglesias va explicando las conversaciones con él, además de las filtraciones que hace a los medios amigos.
Las cortinas de humo, en plena crisis, es un error que se suele pagar caro. Lo que toca ahora, independientemente de las ideologías, es que todos se impliquen, dejando apartadas sus diferencias para sumar esfuerzos y luchar para sacar al país que se llama España de la profunda crisis sanitaria y consecuentemente social y económica, en la que se encuentra. No es hora de marcar perfil propio, es la hora de sumar esfuerzos. Las personas tienen que ser la prioridad número uno de los que gobiernan y de la oposición. Se lo van a agradecer, seguro.
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