La campaña electoral ha empezado hace tan solo unos días y promete. Todos están contra todos, incluidos los partidos que aún gobiernan Catalunya juntos. Illa se ha convertido en el saco de boxeo de todos sus adversarios, a quien todos dan, se ensañan, y el saco aguanta los golpes con estoicidad. Está acostumbrado a los boxeadores. Lo sabe y no se queja, al menos en público. Encaja bien hasta los golpes bajos como se está comprobando en los debates que lleva hasta ahora.
El cantante y escritor Lluís Llach / EP
La campaña se ha convertido en una lucha sin prejuicios ideológicos, sin miramientos y con la vista puesta en arañar votos, al contrario. Es la ley del que más puede -incluidas las acusaciones, que son demasiado. Hay que hablar de programa, de cambios y de ilusionar a la ciudadanía.
Tampoco se escapan los cambios de partido de algunos políticos ¿ideológicos?, que se han venido produciendo en la precampaña, con el objetivo de ocupar un buen lugar en la lista que le permita disponer de escaño y buen sueldo. Es la premisa principal de muchos de los integrantes de las listas.
Tampoco se escapan los cambios de partidos de algunos políticos se han producido en todas las formaciones –antes se les llamaba cambio de chaqueta-, aunque unos han sido más sonados que otros. Cosa de la condición humana que se aplica aquel refrán que dice ”la caridad bien entendida empieza por uno mismo”. Hay una larga lista y eso no cambiará nunca, solo hay que repasar la historia. ¿Falta ética en la política? Mucha. Esta se ha ido a la espalda y ya se sabe que la espalda lo aguanta todo. Ya decía el filósofo y humanista José Luis Aranguren que “los valores morales se pierden sepultados por los económicos”.
Este domingo, el cantautor Lluís Llach volvía de nuevo a la actualidad “política” mediática participando en un mitin de la CUP en Girona para dar su apoyo a la candidatura de esta circunscripción. Justificó su presencia afirmando que “esta gente que apoyo tiene como una de sus objetivos la sanidad pública”. Está convencido que “la crisis pospandemia exige cambios radicales, que vayan más allá del sistema” Lo dice una persona que fue cabeza de lista por Girona de la coalición trasversal independentista Junts pel Sí en las elecciones del 24 de julio del 2015. En su paso por el Parlamento catalán no se le conoce ninguna actuación destacable que no sea sus rajadas contra el gobierno de España y su apoyo a ultranza de la independencia. Sus apariciones estelares en mítines y su promoción de su canción más emblemática, La Estaca. En el 2018 la Generalitat lo designa para presidir el Consejo Asesor para el impulso del Foro Cívico y Social para el Debate Constituyente que se disolvería un año después. Desde entonces Llach ha tenido poco protagonismo mediático y menos político. ¿Se ha sentido utilizado por sus ya excompañeros? Eso se desprende al dar su apoyo a los antisistemas de la CUP.
Es curiosa la trayectoria política de Llach, sin entrar en la familiar. En su juventud, como él mismo explicaría en un libro sobre él, era un fanático religioso, y por ese fanatismo fue durante cuatro años vicepresidente de los Cruzados de Cristo Rey, una organización religiosa juvenil, “donde lo pasaba bien y nutría mi vocación religiosa hasta que llegó un momento que no entendía algunas cosas”, explica en el libro.
En otra época Llach estuvo muy cercano al PSC, hasta que se rompieron las relaciones. Después de unos años dedicados a su profesión. Tras dejar la música, vivir dedicado a sus empresas y su Fundación en Palmarin, en el Senegal- Donde por cierto se fue al día siguiente de que se declaraba la DUI, donde él había tomado parte activa- entra en política con los resultados ya conocidos
Su “evolución” ideológica como se puede comprobar ha sido espectacular y de una coherencia total. La pregunta es ¿terminará su trayectoria solo dando su apoyo a la CUP? Llach, amén de ser un gran cantautor, es un persona imprevisible y ahora sectaria bajo esa capa de voz suave y de misa, se esconde una persona que cambia de opinión. Claro que en su juventud podía ser un tema de edad y ahora le puede suceder lo mismo. “Las acciones son, ciertamente, la única manera de expresar la ética”, solía decir la socióloga y feminista Jane Addams.
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