La revolución de Pedro Sánchez que no llega a los morados

@CP

Ya la ha vuelto a montar Pedro Sánchez, con no una remodelación de su gabinete, sino con una revolución -siete ministros cesados- que se ha llevado por delante a tres pesos pesados que además estuvieron a su lado en los momentos más difíciles en el PSOE y que lo han apoyado en todo. Algunos los califica como su guardia pretoriana a la que ha utilizado y cuando considera que ahora puede ser una rémora se los saca de encima: Carmen Calvo, José Luis Ábalos e Isabel Celaá.

Tres de golpe y de paso, a Iván Redondo que en los últimos tiempos había pasado de ser un gurú excepcional a una piedra en el zapato, por sus formas y fondo, con los líderes territoriales y pesos pesados socialistas. Algunos decían del hombre de confianza del presidente del gobierno que se había pasado siete pueblos y que ostentaba demasiado poder. En su comparecencia ante los medios de comunicación, el presidente Sánchez no dedicó ni una sola palabra de agradecimiento a Redondo, gesto que ha llamado la atención.

La revolución Sanchista se interpreta como un guiño al PSOE, un acercamiento ante los efectos negativos en clave electoral- según las encuestas- que ha tenido el indulto a los políticos del procés. Era necesario un gesto a los compañeros y especialmente a los que tiene responsabilidades de gobierno que se temen malos resultados electorales en sus feudos. Aunque paralelamente, con el nombramiento de algunas ministras, les envía un mensaje de que ya tienen recambio en esas comunidades que han sido incomodas: Castilla la Mancha, Aragón y Valencia. 

Los cambios de Ábalos, Calvo, Campos dicen que los hace porque están quemados, cada uno de ellos por temas diferentes,  por seguir las directrices del propio Sánchez ,que no se da por aludido y quiere demostrar que él no ha tenido nada que ver en el tema, como siempre.

Es significativo la devaluación de Miquel Iceta que en los últimos días se hablaba de su ascenso como vicepresidente primero y portavoz y que pasa de Ministro Territorial encargado de reelaborar el nuevo “marco” territorial de España a llevar las competencias de cultura y deportes. Iceta estaba generando desconfianzas en Ferraz, y en esa estrategia de tranquilizar al socialismo español lo ha sacado de en medio en una cuestión tan “sensible”. Esa decisión la ha compensado con el nombramiento de otra ministra catalana, Raquel Sánchez actual alcaldesa de Gavá.

Mientras en los ministerios socialistas la escabechina ha sido de la que hace época, no ha sucedido lo mismo en los ministerios de Unidas Podemos que se ha quedado como estaba. No lo ha permitido la dirección del partido morado pese a que algunos de los que ocupan esos cargos han dejado de manifiesto su ineptitud para los mismos. Caso del titular de Universidades, Manuel Castell, prestigioso catedrático que ha tirado por tierra este calificativo, y cuya gestión ha sido criticada hasta por los propios rectores. 

No se le conoce ninguna actuación brillante en este tiempo de mandato, en el que se ha prodigado en la publicación de artículos en los medios, en especial en el diario de su cabecera. La única ministra/vicepresidenta que se salva de su gestión es Yolanda Díaz que con la habilidad que la caracteriza ha sabido vender bien su imagen de “gestión” en el ejecutivo.

Pese a lo desmentidos constantes del propio Sánchez, su gobierno no es compacto como se ha podido comprobar una vez más y por decirlo suave tiene dos almas que en demasiadas ocasiones son antagónicas, y no se ocultan de hacerlo visible los morados que son tan transparentes en esta cuestión y tan poca a la hora de publicar sus cuentas del 2020 que siguen sin hacerlo.