El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, compareció este jueves ante los medios de comunicación para hacer balance del curso político. Lo hacía con una actitud triunfalista, al hablar de que España tiene la medalla de oro en la vacunación contra el covid. No se ha producido ninguna autocrítica en nada. Resaltó que la falta de acuerdos con el PP hace imposible la renovación del Poder Judicial y se quedó tan pancho. No habló de que las instituciones europeas le han dado un toque al gobierno para que se produzca la renovación. No hay, ni se espera que eso suceda. Las posturas de los dos grandes partidos, de momento, son inamovibles. Está primando más las cuestiones de partido por encima del interés del país. Una situación que abre más si cabe la brecha entre el ejecutivo y el poder judicial... Nunca se había dado una situación como la actual, aunque siempre ha sido complicado llegar a acuerdos en este tema, pero como ahora nunca. Este no es un tema menor, es importantísimo y ya no da más de sí.
El balance del presidente se produce un día antes de la Conferencia de Presidentes, en la que una vez más, el representante catalán dará plantón a sus compañeros y al mismísimo presidente Sánchez. Es una manera de escenificar que eso de las autonomías está “superado” y el diálogo con España es de “bilateralidad”, vamos, de presidente a presidente. Gesto que no ha gustado al resto de presidentes autonómicos, incluidos los socialistas, que ven un desprecio innecesario. Así que la reunión no se espera que sea un paseo triunfal, aunque solo le haya dado cinco minutos a cada presidente en sus intervenciones.
El PP ha sido el primer partido en realizar su contra balance político, en el que algo menos que de apocalípticas ha sido calificada la gestión del gobierno de Sánchez. Una visión negra que contrasta con la del presidente del ejecutivo. El gris es un color que ha sido descartado por las dos partes, lo que deja de manifiesto que el equilibrio de los dos partidos mayoritarios es cada día más complicado, para desgracia de la ciudadanía. Ambos dos han perdido la ocasión de esgrimir la moderación y el entendimiento que se le exige tanto al partido que gobierna como al de la formación mayoritaria.
Un tema preocupante- que se ha visto en la rueda de prensa del presidente- es la limitación que se ha impuesto -no es de ahora - a las preguntas de los periodistas una vez se ha terminado la exposición del presidente, que se toma el tiempo que considera oportuno y limita las preguntas de los periodistas. Solo seis afortunados colegas han podido preguntar, el resto se han quedado de escribientes de las respuestas presidenciales. Eso no es bueno ni para la libertad de expresión, ni para la democracia. Un gobernante, un político, tiene que enfrentarse sin miedo, sin cortapisas a las preguntas que se le hagan. No hacerlo demuestra dos cosas: que tienen miedo o que no sabe cómo salir de las cuestiones que no le gusta. Y eso que en un porcentaje muy importante, no suelen responder a lo que se le pregunta, sino que se van por los cerros de Úbeda,
También, hasta ahora, los medios “periféricos” tenían la oportunidad de intervenir telemáticamente y hacer preguntas, pero eso se ha terminado, la periferia periodísticamente no interesa, ni la pluralidad informativa tampoco. Eso es manifiestamente antidemocrático. Algo tendrían que decir y hacer los colegios de periodistas y las asociaciones de la prensa. Cada día se están poniendo más trabas al ejercicio de la profesión, eso es preocupante y no se debería permitir. No es nuevo, la hazaña empezó en la etapa del presidente Jordi Pujol donde instauró la ya famosa frase “ hoy no toca” cuando le hacían alguna pregunta que no era de su agrado. Es hora de decir “hoy sí toca”, porque la gente tiene derecho a ser informada de los temas que les son incómodos a los gobernantes y políticos y los periodistas a preguntar lo que consideren importante. Los periodistas no debemos dejar que esto siga ocurriendo y por desgracia va a más, los ejemplos ahí están.
Escribe tu comentario