La lucha interna de Irene Montero e Ione Belarra contra Yolanda Díaz hace ya unos cuantos meses que ha empezado. Las dos ministras podemitas más la elegida por Pablo Iglesias para liderar ¿un partido, plataforma, o grupos de amigas? se están tirando los trastos a la cabeza, buscando más notoriedad mediática que las posicione en el candelero. Ni Belarra, actual secretaria general de Unidas Podemos, ni la que en su día estaba destinada a liderar el partido morado y a ser la candidata en las elecciones generales por decisión de su marido y “propietario” de Podemos, Irene Montero - recordemos que cambió el nombre de Podemos por Unidas Podemos para identificar el liderazgo de su mujer y su amiga Belarra- no quieren a Yolanda Diaz, a la que acusan en privado de no ser militante de Unidas Podemos, aunque las tres tengan el mismo origen: el Partido Comunista, Pese a que quieran disimular, con ese populismo bolivariano y con unos “productos” comparables a los principios de Groucho Marx, quien dijo: "Éstos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros”. Todo con tal de controlar el partido, estar en el gobierno, ganar dinero y formar parte de la casta que tanto habían criticado antes de pertenecer a ella.
La vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, cometió el error -o quizás no- de aceptar ser la líder de un “ente político” que se le había ocurrido a su mentor, Pablo Iglesias, con el fin de salvar a su partido después de los malos resultados obtenidos en las elecciones madrileñas, motivo por el cual, entre otras cosas - caso casoplón- presentó su dimisión y anunció que dejaba la política. Cosa que no ha sido así porque sigue manejando los hilos del teatro de las marionetas. Es más, se ha metido a predicador, que no periodista, en varios medios de comunicación. Debe ser porque él es el único que cuenta la verdad de lo que ocurre.
Con tanto adelanto en su anuncio de candidatura, encuentros con las posibles aliadas: la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y la vicepresidente del gobierno valencia, Mónica Oltra - en horas bajas-, entre otras caras conocidas, sin contar en esos actos con Belarra y Montero, la jugada no le está saliendo como esperaba, aunque Díaz sea una corredora de fondo. Esta actitud tiene cabreadas a las compañeras podemitas del gobierno.
Este pasado miércoles, aprovechando la conferencia en Madrid del presidente catalán, Pere Aragonés, la vicepresidenta cenaba con él para, entre otras cosas hablar, de la postura de ERC en el tema de la reforma laboral. El grupo de los republicanos en el Congreso con su portavoz, Gabriel Rufián, ha declarado en varias ocasiones que no está claro el apoyo de su grupo a la reforma laboral. Aunque en un principio no debía trascender la reunión, lo cierto es que se ha conocido la misma. Motivo por el cual, Montero, que estaba este viernes en Barcelona - ha iniciado ya su gira por España- mantenía una reunión con el presidente Aragonés antes de su reunión con la consellera de Igualdad y Feminismo de la Generalitat, Tania Verge. No había medios, pero su equipo se encargaba de hacerle publicidad a través de un tuit… No ha desaprovechado la ocasión para ser entrevistada en TV3 donde una vez más ha aprovechado la ocasión para reclamar que los catalanes deben poder votar. Sobre Diaz ha dicho que es la mejor candidata, y que “el fetiche de las siglas no es útil política”. Vamos que el hábito no hace al monje. ¿Será porque las siglas están ya demasiadas quemadas? Podemos, o Unidas Podemos, ha sido el partido transformista de la política española. Tiene su mérito con todo lo que está cayendo. Cambiar el nombre para que todo siga igual y los de siempre continúen manejando el poder. ¿Se dejará Yolanda Díaz? Es una guerra que acaba de empezar y que puede dar mucho de sí, pese al padre de todo, el machito alfa, Pablo Iglesias. Hay que estar atentos, con las giras promocionales de las tres mujeres del gobierno, la parte podemita que promete no aburrir al personal ¿Quién ganará? Aunque queda un tiempo para conocer el desenlace. Decía Pitágoras que el número tres es perfecto, quizás por el triángulo. También hay una canción, popular cuyo estribillo dice “tres eran tres las hijas de Elena, tres eran tres y ninguna era buena”. Cambien el nombre de Elena por el de Pablo y saquen su propia conclusión.
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