Estaba cantado que el PP de Alfonso Fernandez Mañueco iba a pactar con Vox si quería seguir siendo presidente de Castilla y León. ¿Alguien lo dudaba? Como la pregunta sobra, finalmente, este jueves, el pacto PP-VOX fue sellado para escándalo de los partidos de la oposición que calificaron como muy grave que Vox entre en el gobierno y que además consiga la presidencia de las Cortes. Ya se lo dejó muy claro Abascal a Mañueco: “Queremos lo mismo que el PP concedió a Ciudadanos en el anterior mandato: la presidencia de las Cortes, la vicepresidencia del gobierno y tres consejerías” sin determinar las áreas.
Faltaba menos de una hora para iniciar la sesión en las Cortes, cuando finalmente las dos formaciones llegaron al acuerdo. Queda aún por concretar el programa de gobierno con el que van a ejecutar su mandato. Un documento que no va a ser fácil si se lee detenidamente los programas electorales que habían presentado los dos partidos en la campaña electoral y donde son evidentes las diferencias entre ellos. No será fácil, pero hay un tema que les une: el poder.
Es la primera vez en la historia de Europa que se da entrada a un gobierno de la ultraderecha. Una decisión incomprensible, incluso para el líder del Partido Popular Europeo que ha criticado la decisión de sus colegas españoles y ha llegado a declarar que no entiende el el pacto. El tema traerá cola.
Aún no ha llegado a presidir el PP Alberto Núñez Feijoo y en una misma semana ha cometido dos errores de bulto que ponen en entredicho la imagen que le ha acompañado hasta ahora. Este miércoles, en la sesión de control al gobierno, en el Congreso, la portavoz de los populares, Cuca Gamarra, con unas formas más pausadas, pero con un fondo más que discutible, acusó al presidente del gobierno, Pedro Sánchez, de que “primero utilizó la pandemia y hora está utilizando la guerra”. Una afirmación que lo indignó, lo mismo que a todo su grupo. Las palabras de Gamarra han sido calificadas de intolerables, indecentes, y los socialistas han exigido al PP una rectificación urgente, que a día de hoy no se ha producido, ni creo que se produzca.
Pero si no hubiera suficiente revuelo, al día siguiente se produjo el acuerdo de gobierno en Castilla y León. Pacto que se ha realizado con el consentimiento de Feijóo. Así lo reconocía horas después el mismo Casado cuando, en una reunión en Bruselas para despedirse de sus compañeros de grupo en el Parlamento Europeo, vino a decir que con él no se habría llevado a cabo el pacto. ¿Se lo habrán cargado también por no querer pactar con Vox?
Sea como sea, Núñez Feijóo aún no se ha instalado en la calle Génova y ya ha cometido dos graves errores al permitir a Gamarra su intervención en el Congreso, pero sobre todo por tener el “honor” de dar entrada, por primera vez, a la extrema derecha - retrógrada- en un gobierno que preside su partido.
Concepción Arenal, una gallega inolvidable, jurista, escritora, feminista y precursora de los servicios sociales en España decía: “El error es un arma que acaba siempre por dispararse contra el que la emplea”. Es una frase que debe hacer reflexionar a Feijóo si no quiere terminar con su imagen de persona “moderada” en poco tiempo.
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