Las colas del Aeropuerto de Barcelona

No seré yo el que cuelgue a AENA el sambenito de mala gestión aeroportuaria, puesto que con la atadura que todavía mantiene con el Estado le resulta imposible ganar más dinero del que gana acudiendo a la gestión internacional de aeropuertos -que ¡tan bien! sabe hacer-. Pero, de eso, a que a los amigos no haya que decirle de vez en cuando que se equivocan, hay un largo trecho. Así que, como se dice en estos casos, a AENA lo que es de AENA y al Gobierno, lo que es del Señor Millo, competencia por representación delegada.

Señores ambos: lo de las colas en el Aeropuerto del Prat es ya insoportable. Indigno de una ciudada como Barcelona, que explota de turistas por todas partes. Vds., ambos-dos, se comprometieron públicamente a solucionar un problema que nunca debió existir. Y, sin embargo, el otro día los viajeros se tragaron dos horas de espera porque ni máquinas ni personal han sido capaces de lograr una celeridad mínima en el mejor desarrollo de los controles de seguridad y pasaportes al que se enfrentaban.

Si viajar en avión ya es caro y, sobre todo, muy penoso para los que tomamos aviones por ejemplo bajo la marca inglesa Vueling o la apátrida Ryanair, solo faltaba que nuestra empresa aeroportuaria y nuestro gobierno pusieran la guinda al pavo de la incomodidad metiéndonos en una lista de espera interminable de dos horas de duración.

Ya está bien. Señor delegado Millo cumpla o haga cumplir a su gobierno lo que ha prometido. Señores de Aena, menos mirar para las autoridades y más cabrearse con las mismas en beneficio de los viajeros que pagan por viajar y a los que se les está fallando estrepitosamente. Como dicen en mi pueblo gallego: "Amiguiños sí, pero la vaquiña por lo que vale". ¿Entesos?