La Unidad de Trastornos del Aprendizaje de Esplugues detecta síntomas de autismo en el 33% de escolares
En el transcurso de este año, la Unidad de Trastornos del Aprendizaje Escolar (UTAE) ha celebrado su vigésimo aniversario. Para comprender su evolución, conversamos con Anna López y Roser Colomé, quienes ocupan los cargos de jefa y subjefa de la unidad
La génesis de la UTAE se encuentra en la neuropsicología como disciplina. Hace dos décadas, en el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, varios especialistas en neurología mostraron un marcado interés en la dimensión cognitiva de los niños. Por esta razón, acogieron a estudiantes en prácticas de la primera promoción del máster de Neuropsicología ofrecido por la Universidad Autónoma de Barcelona.
En esa primera generación del máster coincidieron Cristina Boix, Roser Colomé y Anna López, quienes actualmente desempeñan roles coordinadores en la UTAE, junto con Montse Guitet, neuropediatra.
A raíz de esas prácticas y al constatar una elevada demanda por parte de las familias en relación con las dificultades de aprendizaje, se tomó la decisión de establecer la Unidad de Trastornos del Aprendizaje Escolar como un servicio privado del hospital, sin cobertura de la sanidad pública.
EVOLUCIÓN DE LA UNIDAD
"Al principio esta unidad estaba formada por cinco profesionales, tres neuropsicólogas, una neuropediatra y una psicóloga, que pasaban consulta al Hospital, visitando por las tardes. Poco a poco, la unidad fue creciendo de forma muy constante, tanto en personas, como en profesionales y espacio”, explica la jefa de la unidad, Anna López.
“Hace 20 años venían a la consulta niños de nueve o diez años que tenían dificultades con la lectura, se hacía el proceso diagnóstico y se determinaba que se trataba de una dislexia, por ejemplo” comenta Anna López.
Hoy hay muchos centros que ya atienden a estos niños y la UTAE se ha especializado en los diagnósticos más complicados en pacientes que presentan diversas patologías. "Todo es mucho más complejo ahora" explica López. "Tenemos muchas consultas sobre el espectro del autismo, o sobre temas de salud mental derivados de la ansiedad o la adicción a las pantallas. Esto implica introducir a más profesionales especializados, creando un equipo multidisciplinar, tanto en el seguimiento como en la entrega del informe a las familias”.
ESPECIALISTAS EN TRASTORNO DEL ESPECTRO DEL AUTISMO (TEA) Y EN APRENDIZAJE
"Uno de cada tres de los diagnósticos que atendemos en la UTAE tienen sintomatología del espectro autista" comenta Anna López. "Algunas familias ya consultan a la unidad porque tienen sospechas cuando el niño es pequeño, y otras consultan por dificultades con el lenguaje o la lectura, pero lo que hay detrás son diagnósticos de autismo".
De hecho, en la UTAE se intenta diferenciar a aquellos niños con trastornos de aprendizaje y aquellos con TEA que, por su forma de funcionar, tienen dificultades en el aprendizaje.
“Esto lo diferenciamos mucho, y es muy importante hacer la exploración cognitiva para entender la razón de ese tipo de aprendizaje, donde no existe un trastorno de aprendizaje en sí, como puede ser una dislexia o una discalculia, sino que es un trastorno del espectro autista, en el que su forma de funcionar, de entender el mundo, de aprender, hace que tenga varias dificultades. El objetivo no es añadir diagnósticos de TEA, más dislexia, más discalculia, lo que intentamos es entender al niño de forma holística” comenta López.
LA IMPORTANCIA DE LAS FAMILIAS Y LAS ESCUELAS
La máxima de la UTAE es atender al paciente ya su familia lo mejor posible, realizando el diagnóstico y la intervención con la máxima precisión posible. Por esta razón, incluir a la familia en la intervención es básico, ya lo largo de estos años las profesionales de la unidad han visto que las familias también son un factor que determina la evolución del pronóstico. A veces, incluso primero se trata a la familia y después al niño; y en otros casos, que son la mayoría, se intenta incluir a la familia en todas las intervenciones.
De igual modo, es indispensable incluir las escuelas. "De hecho, al inicio de la unidad el equipo iba personalmente a la escuela a explicar el diagnóstico" explica Roser Colomé. "Piensa que no teníamos los teléfonos inteligentes que tenemos ahora ni nada, cogábamos un mapa, el coche y carretera íbamos presencialmente, porque tú llamabas y podías decir que su alumno tenía un diagnóstico de dislexia y las respuestas eran 'dis-qué?' O la otra opción era 'No, yo no creo en eso de dislexia "Por suerte, actualmente hay mucha más información accesible sobre este tipo de trastornos y sobre cómo funciona el cerebro y ya no son necesarias tantas explicaciones" comenta Colomé.
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