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El corte de digestión al entrar al agua, ¿mito o realidad?: Un experto del Sant Joan de Déu lo aclara

Con las vacaciones y el verano, llega una de las épocas del año que los niños disfrutan más

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El corte de digestión al entrar al agua, ¿mito o realidad?: Un experto del Sant Joan de Déu lo aclara / Pixabay

Con la llegada del buen tiempo y el inicio de la temporada de vacaciones, los chapuzones se convierten en una de las actividades favoritas para grandes y pequeños. Sin embargo, aún persiste la advertencia popular de no bañarse inmediatamente después de comer para evitar el temido "corte de digestión". Este consejo, que muchas generaciones han seguido, es en realidad un mito, aunque hay algunos elementos de verdad detrás de la advertencia.

 

Lo que comúnmente se conoce como corte de digestión no es un fenómeno médico real. En realidad, lo que puede ocurrir es una hidrocución o choque térmico diferencial. Este síndrome no está relacionado con la digestión, sino con el impacto que puede tener un cambio brusco de temperatura en el cuerpo. "El verdadero riesgo surge cuando se entra en contacto repentinamente con agua fría tras haber tomado mucho sol, lo que puede provocar una parálisis temporal del centro respiratorio", explica el experto en medicina deportiva, Dr. Javier Martín. Esta reacción puede causar síntomas similares a los de una indigestión, como mareos y vómitos, pero no tiene relación directa con la digestión de alimentos.

 

Para evitar este tipo de incidentes, se recomienda introducirse en el agua gradualmente para permitir que el cuerpo se adapte a la temperatura. Es aconsejable no entrar al agua después de haber estado expuesto al sol durante mucho tiempo y esperar un tiempo prudente tras una comida copiosa. Aunque no existe un "corte de digestión", el malestar tras una comida puede afectar la capacidad de reacción, aumentando el riesgo de accidentes. Además, es fundamental supervisar a los niños en el agua y evitar imprudencias como el consumo de alcohol o el juego en el borde de la piscina.

 

La prevención sigue siendo clave. Adaptar el cuerpo a la temperatura del agua de forma gradual y mantener una vigilancia adecuada, especialmente con los más pequeños, puede reducir significativamente los riesgos durante los días de calor. La información y la preparación adecuadas pueden ayudar a disfrutar del verano con seguridad y tranquilidad.

 

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