Final de campaña, compra de votos y la Tizona del PP

El fin de la  campaña electoral está siendo complicado para los partidos, especialmente para el PSOE. A la trama de la compra de votos en Melilla que se ha destapado esta semana, se le añade, también, la compra de votos por parte del número dos de la lista socialista del municipio de Mojacar, Almería. Situaciones que han sido aprovechadas especialmente por el PP, que aspira a “echar” de la Moncloa a Pedro Sánchez. Los populares han aprovechado la ocasión para ir a la yugular del líder socialista, desde Feijóo, a Ayuso, pasando por Cuca Gamarra y hasta el eurodiputado González Pons. Mientras, los socialistas han intervenido rápidamente en el caso de Mojácar dando de baja del partido a los implicados de la trama y pidiendo que se investigue el tema.

Esteban González Pons, actual vicesecretario general Institucional del PP y diputado en el Parlamento Europeo, ha salido en tromba para atacar a los socialistas, especialmente a Pedro Sánchez - es la pieza a batir- y en declaraciones a los medios ha dicho que la trama de compra de votos en estas elecciones en España es generalizada. Así, ha emplazado al presidente Sánchez a ofrecer inmediatamente explicaciones sobre esta “asquerosa trama" porque, según él, el prestigio de España está en juego. Y como si no fuera bastante, añade que esto implica particularmente a Pedro Sánchez porque su numero dos promovió la candidatura de Mójacar y al propio Sánchez porque “veranea” en ese municipio costero. El eurodiputado trata de mezclarlo todo, porque “a rio revuelto, ganancias de pescadores”, dice el refrán. 

También Aznar, Rajoy y otros políticos estuvieron en la presentación de algunos candidatos que luego fueron juzgados y condenados, caso del expresidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra y en esa época, Aznar veraneaba por tierras de Castellón. ¿Sucede algo? No, puede hacerlo donde le venga en gana. Ahora Aznar veranea en Marbella con casa propia.

González Pons, con un amplio currículo político, ha sido senador por su comunidad desde 1993 hasta el 2003, donde renunció a su acta tras ser nombrado consejero de Cultura, Educación y Deportes en el gobierno de Francisco Camps - ¿corrupto?-.  Ocupó otras responsabilidades en el mismo gobierno hasta que en 2008 regresó a la política nacional, con Rajoy al mando del PP y la explosión de los casos de corrupción del PP en Valencia - algunos llegaron hasta la sede central-. Pons se vio en vuelto en posibles casos de corrupción, unos cuantos. Así que Rajoy se lo sacó de encima y lo envió al exilio dorado al que algunos llaman Parlamento Europeo, donde durante un tiempo pasó desapercibido - ¿para que se olviden las acusaciones de corrupción? -. Claro que ahí están las hemerotecas para echarles un vistazo, donde hay información abundante.

Con la llegada de Alberto Núñez Feijoo a la calle Génova,  el político valenciano, incomprensiblemente, vuelve a ser rescatado con nuevo cargo en la ejecutiva y presencia en los medios. González Pons es un buen orador, tiene buena imagen pública, pero no es la persona más adecuada para hacer críticas con la mochila que lleva encima. Es la osadía de un fanático que no se mira al espejo. Así que lecciones las justas, y si no que pregunten en Valencia la opinión que tienen de él.

González Pons es critico con el PSOE, pero mira para otro lado cuando un hijo suyo y algunos compañeros más de su partido -entre ellos Alfonso Alonso- se han incorporado a la empresa ACENTO, la consultora especializada en la mediación entre administraciones y empresas impulsada en 2019 por el exministro José Blanco y Antonio Hernando, que de momento no figura porque está en la Moncloa. La realidad es que ACENTO hace de “lobby” en España, Bruselas y otros países. ¿Es legal todo el tinglado de ACENTO? Sí, ético es otra cosa.

Mientras, Feijóo declaraba que el tema de la compra de votos se trata de un supuesto muy grave que les “avergüenza” y repugna. Una actitud un poco impostada porque al escuchar sus palabras nos vienen a la memoria las imágenes de Feijoo en el barco de un narco gallego, amigo suyo. ¿No le avergüenza, ni repugna? Se olvida además de que, en su Galicia natal, en bastantes elecciones el PP ha puesto coches para llevar a las personas mayores a votar -¿al PP?-. Y se olvida de que los dos últimos presidentes de la Diputación de Ourense - padre e hijo- han sido los artífices del granero de votos en la provincia - ¿compra de voluntades a cambio de trabajos?-.

Dicho lo cual, los políticos que cometan fraude, deben ser denunciado y juzgados.  La ley Orgánica del Régimen Electoral General especifica muy claro que serán castigados con penas de prisión de seis meses a tres años quiénes "por medio de recompensa, dádivas, remuneraciones o promesas de las mismas, soliciten directa o indirectamente el voto de algún elector, o le induzcan a la abstención". Eso se debe llevar a rajatabla y los partidos tomar medidas: expulsión inmediata y facilitar la investigación.

Ahora bien, utilizar estos sucesos en campaña electoral en su recta final es enfangarla con tal de derrotar al “enemigo”, un gesto no demasiado ético. Porque al final es valido aquello de: "¡Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Solo los hipócritas son capaces de hacerlo, y al final las piedras les pueden caer encima.