Los gestores del banco se han pasado los últimos meses del año presumiendo de una posible fusión con Bankia. A la hora de la verdad, se ha visto que lo único que podían hacer era desaguar los activos tóxicos que todavía conservaban en su balance.
El BBVA ha tocado fondo y todo este lío le va a costar muy caro ante sus muy mosqueados clientes y los mismos organismos de control.
Los dirigentes de Abanca nos vendieron su última hazaña financiera: la compra de la filial española del Grupo Caixa Geral de Depósitos por 364 millones de euros. Murieron las Cajas gallegas y el listo del pueblo se las quedó por una miseria, haciendo así el mayor negocio de su vida.