"Tenin un pla de Govern", ha vuelto a afirmar Quim Torra en compañía del Vicepresidente Aragonés, en una rueda de prensa convocada tras la reunión que ambos han mantenido en el Palau de la Generalitat catalana tras la crisis que los dos socios soberanistas han escenificado durante este jueves y que ofrecían el bochornoso espectáculo de un enfrentamiento sin retorno con amenazas veladas de elecciones como única salida.
Los periodistas, tras escuchar a ambos dirigentes, hemos tenido la impresión de que los seguidores de Puigdemont y Junqueras no han cerrado bien su herida política y que todo sigue igual, de aquí hasta el día del juicio de los políticos presos. El anunciado Pla de Govern sigue sin verse por ninguna parte, y lo más probable es que nuestros comparecientes vuelvan a la desobediencia al Supremo y con ello a que el Gobierno de España se vea obligado a mojarse en ese asunto, bien dejando hacer, o por lo contrario copiando la estrategia Rajoy de continuas denuncias a ante el Constitucional.
Como quiera que Ciudadanos y Partido Popular lo tienen meridianamente claro en la hoja de ruta catalana, también es probable que las denuncias que no quieran presentar los socialistas las recojan esos partidos, con lo que el lío está servido si el Constitucional les da la razón como ha sucedido en el pasado.
En la otra rueda de prensa de este viernes 5 de octubre, la celebrada en la Moncloa, la Ministra Portavoz expresó la preocupación del Gobierno Sánchez por el bloqueo de la agenda social y la parálisis parlamentaria en Catalunya, que el Ejecutivo ha cargado en el haber de Torra y los indepes, a los que ha advertido que acudirá -¿al Constitucional?- si la situación no mejora.
Con semejante panorama y la escenificación de que ambas partes se siguen mirando con recelo, solo cabe esperar que volvamos a la tensa normalidad que ha sido nuestro sinvivir cotidiano durante todo el mes de septiembre.
Menos mal que a Puigdemont no le han dado el Nobel de la Paz y la cosa ha quedado solo en un lavado de imagen finiquitado en fracaso, sesudamente trabajado por un colaborador del desaparecido de la primera línea política Artur Mas.
¿Que cuánto nos ha costado financieramente el fracasado intento? Pues… una pasta gansa. En resumen, que nos hemos quedado sin Premio Nobel y... por supuesto, tampoco vemos por ninguna parte, -aunque lo diga el Molt Horable Torra- Pla de Govern, especialmente para los catalanes no soberanistas.
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