Ya lo decía Benjamín Franklin: “Las tres cosas más difíciles en este mundo son: guardar un secreto, perdonar un agravio y aprovechar el tiempo”.
La política, entre otras actividades, suele ser un espacio donde la opacidad y la mentira tienen un lugar preeminente
Decía Confucio que “la vida es muy simple, pero insistimos en hacerla complicada”, podríamos añadir que se complica más aún cuando hay por medio intereses particulares camuflados de patriotismo y envueltos en una bandera que ayuda más a escenificarlos para engañar a sus votantes.
No hace tantos meses, el presidente de la Generalitat de Catalunya, Quim Torra afirmaba que cuando se aprobaran los presupuestos convocaría elecciones.
La salida de presión por la concesión del tercer grado, a los políticos catalanes “presos” está siendo para algunos un paseo por los medios de comunicación amigos, donde, en pre campaña electoral, aprovechan para arrimar el hombre a sus respectivos partidos
La función del buen político debería volver a recuperar el rigor, la pulcritud que tuvo en otros tiempos no tan lejanos. No sirve ya que los dirigentes se rodeen de estómagos agradecidos.
Como las elecciones se van a celebrar cuando lo decida Puigdemont, todos estos meses que quedan Torra va a seguir dando la vara, porque su misión ahora es hacer todo lo posible para desacreditar a ERC.
La reunión de Torra y Aragonés, pese a la cordialidad que afirman los dos protagonistas que ha existido, refleja la realidad: que cada vez las relaciones entre los dos partidos que gobiernan son más distantes.
Suceda lo que suceda, Puigdemont y Comín van a terminar el año mejor de lo que lo empezaron. Lo que les esperan a los dos políticos huidos en este 2020 es cosa de la justicia y de la política.
La sentencia del TUE permite a Puigdemont y Comín recoger sus actas de europarlamentarios. Lo mismo podrá hacer Junqueras. Eso no implica que se anule el juicio, que el dúo “belga” vuelva a Catalunya y que Junqueras salga a la calle. La sentencia no va de eso.
Sea como sea ni Puigdemont, ni Sala Martín, el bien pagado de TV3, han desmerecido la entrega de unos premios que han cambiado la vida de los galardonados a lo lago de estos diez años de su constitución
La partida de ajedrez que ha montado Puigdemont con un primer objetivo de cargarse a ERC solo acaba de empezar.
Señorías -sin acritud- quédense con la sabiduría popular que encierra hoy nuestro modesto titular: El Parlament de Catalunya no es una taberna.
Hay un refrán muy popular que dice “zapatero a tus zapatos”. Este principio se lo debería aplicar Joan Canadell , que su tiempo como responsable de la Cámara de Comercio debería dedicarlo a las funciones propias, no a hacer política.
Hay personas que tienen la habilidad de mantenerse en la vida política suceda lo que suceda.
A Puigdemont no le gustan los que tienen criterio propio y aparta de las listas electorales a aquellos que son más inteligentes y mejores políticos que él, por ejemplo Carles Campuzano.
Nos irá mejor si todos hacemos un gesto de contrición política. ¿Por qué no nos contamos la verdad los unos a los otros?
El anunciado Pla de Govern sigue sin verse por ninguna parte, y lo más probable es que nuestros comparecientes vuelvan a la desobediencia al Supremo y con ello a que el Gobierno de España se vea obligado a mojarse en ese asunto.
El President de la Generalitat de Catalunya celebra el aniversario de los sucesos del 1-O animando a los CDR, que son el brazo armado del independentismo, a que presionen en las calles y en los negocios de sus conciudadanos.
La pregunta es ¿se saldrá con la suya Mascarell? Pues todo va a depender de cómo quede de tocado el nuevo Maquiavelo en el juicio que llegará con la caída de las hojas. De todas maneras, al final una traición se paga con otra.