Que el Ministro Borrell encabece las listas europeas del PSOE o es un globo sonda de los que quieren quitárselo de encima dentro del Gabinete Sánchez, o es un bulo-sugerencia de los que también quieren cargárselo, porque ha demostrado ser el gran cortafuego constitucional de los intereses independentistas.
¿Y tú, qué opinas, periodista? Me mojaré. Visto que el interesado ha sido ya Presidente del Parlamento Europeo, y que no parece estar por la labor de encabezar ninguna lista electoral, las dos posibilidades de separar al líder político catalán de su actual cometido coinciden sospechosamente en el mismo fin último, y por lo tanto son dos partes simétricas de la misma hoja de ruta.
Por eso, no es de extrañar que pensemos que, alguno o alguna de las personas que se sienten con el jacobino en la mesa del Consejo de Ministros o comparten cafelito con él, en Ferraz de pascuas en ramos, trabajen en el asunto común en compañía de ideólogos del Procés, a los que Borrell les cae como una ensalada de bruños aderezada con desatascador líquido.
Borrell molesta y mucho. Es útil para Sánchez, nadie lo duda, pero tiene demasiado prestigio y personalidad como para que el inquilino de la Moncloa no corra peligro de falta de protagonismo en según qué temas, especialmente en los que chocan frontalmente legalidad constitucional y frentismo independentista. Cuidadín, cuidadín.
Por eso hay que suponer que el Presidente del Gobierno podrá dilatar lo que él considere oportuno el momentazo de mojarse en público en favor de la causa que él realmente defienda en el monotema catalán, pero el día de la verdad llegará irremisiblemente por mucho que se estire el reloj institucional. Entonces sabremos todos de qué va la cosa judicial y política socialista que pretende el Señor Sánchez.
Mientras esperamos, lo de Borrell suena raro y nos olemos que incluso el aroma en la sala de espera monclovita es a cuerno quemado.
¿Consejo? Borrell, no te fíes de Sánchez.
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