Después de una semana de sobresaltos, en esta que entramos puede producirse un tiempo de impasse, un respiro necesario, si unos cuantos se toman un descanso en estas fiestas navideñas, que unos celebran más espiritualmente, y otros en cambio aprovechan para darse unos atracones que les ayuden a resarcirse de los disgustos vividos durante este año que está a punto de terminar. Las fiestas son alegría, eso dicen, recuentro familiar, regalos, nostalgia y más trabajo para las mujeres, que no se suele decir. Se celebre como se celebre, estos días son más necesarios que nunca.
Las tradicionales comidas o cenas familiares suelen comportar una sobremesa larga, ocasión que se aprovecha por unos cuantos, cuando se llevan ya unas cuantas horas levantando el codo, que les hace inhibirse y decir a todos y cada uno lo que piensa, que sin el efecto del alcohol nunca en su vida sería capaz de hacerlo, para sacar los trapos sucios y echarse ofensas a la cara. Esto también forma parte de la liturgia tradicional de los festejos navideños. ¿Alguien no ha vivido estas situaciones? Suelen ser la nota discordante que cada año se repite, como el anuncio del turrón en Navidad. Forman parte ya de la canción de nuestras vidas...
Seguramente, este año, la política estará muy presente en las mesas, como viene siendo habitual. Las discrepancias, las ideologías diferentes o contrapuestas y la falta de sentido común o de humor, hace que algunos miembros de la familia dejen de hablarse. Eso ocurre con demasiada frecuencia, cuando la vehemencia sepulta a la tolerancia y al derecho a discrepar se ha guardado en el baúl de los bisabuelos... Pero seguro que este año, un nuevo partido será protagonista de las tertulias familiares: Vox, el partido de los cinco minutos surgido con fuerza este año.
Siempre se suele decir "esto lo arreglaría yo en cinco minutos". A Vox le sucede lo mismo, tiene un discurso que llega a los ciudadanos que piensan que las cosas se arreglan en cinco minutos aplicando mano dura y quitando de un plumazo muchos de los avances conseguidos: volver al pasado, pero con un "barniz" de modernidad que le da el paso del tiempo. Al final, cuando se rasca, se ve lo que hay dentro. No hay que menospreciar que su discurso ha calado entre votantes de casi todos los partidos políticos, guste o no la realidad es esta. Los resultados de Vox en Andalucía son el principio de lo que viene, como está sucediendo en el resto de Europa. ¿De quién es la culpa? De unos cuantos, principalmente de los discursos populistas que calan en una parte de la ciudadanía, pero que despierta a esa otra que piensa lo contrario. En medio de estos se encuentra la gran mayoría que no son de ninguna de estas dos opciones peligrosas.
Como los días de fiesta son unos cuantos hasta despedir este intenso 2018, ármense de paciencia, tolerancia, sentido del humor y que el vino y el cava no les lleven a montar la marimorena en esas comidas o cenas familiares. O como dice el anuncio "si bebes no debatas que el encuentro familiar puede terminar en pelea".
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