Hace más de cincuenta años, Miguel Delibes escribía una de sus grandes obras literarias: 'Cinco horas con Mario', cuya adaptación al teatro protagonizó la gran actriz de carácter Lola Herrera en el papel de Carmen Sotillo, Menchu, la mujer del protagonista, Mario. Una interpretación de Herrera excepcional, como si Delibes hubiera pensado en ella a la hora de escribir al personaje
Este lunes, el presidente de la Generalitat de Catalunya, Quim Torra, se reunía en la prisión de Lledoners con los políticos presos que se encuentran en ese centro penitenciario. Cinco horas ha durado su encuentro con ellos, sin que se conozcan los temas tratados: forma parte de la transparencia de un presidente que pasa más horas en visitas que en gobernar.
'Cinco horas de Torra' no es un monólogo de presidente, sino un mal ejemplo como dirigente de un país cuyo gobierno "funciona" como el viejo Citroën dos caballos.
Dicen que los gobernantes deben dar ejemplo en su comportamiento institucional e personal, y no aprovecharse de su cargo para conseguir más privilegios que cualquier ciudadano. Los hay, una minoría, que lo hacen; otros en cambio abusan de ello, sin el menor rubor, faltaría más. Platón decía que "la gente buena no necesita leyes que le diga lo que tiene que hacer para actuar responsablemente; la gente mala en cambio encontrará las formas de saltarse las leyes".
Las cinco horas de Torra en el centro penitenciario me traen a la memoria las familias de presos que tiene que adaptarse a los horarios oficiales que marca el régimen "carcelario", en muchos casos injusto. Lo hacen sin rechistar... vale más porque si no las represalias se suelen cebar en los internos o en la propia familia. Son las normas y hay que acatarlas, sí o sí, ellos tienen la sartén por el mango y ya se sabe… Mientras la ciudadanía acata las normas, leyes, reglas o lo que le digan, el presidente de la Generalitat pasa cinco horas con los políticos presos, va a verlos cuando quiere, no hacen el bis a bis en ese espacio tan reducido que tienen las familias "normales", si no que se reúnen en una sala especial, sin limitación horaria. Son los privilegios de quienes ostentan el poder y lo manejan a su antojo, ¿es democrático?
Alguien dijo que el político debe dar ejemplo. ¿Es así? La teoría es una cosa, pero la práctica es otra bien distinta. Una sociedad sin referencias éticas en sus dirigentes es como un barco sin timón. ¿Le preocupa a alguien esta afirmación?
Las cinco horas de Torra debería dedicarlas a reflexionar y dar ejemplo. Ningún político está por encima de las leyes, normas o ética. Cinco horas de Torra no es una obra de teatro de Puigdemont interpretada por el presidente de la Generalitat de todos los catalanes. Los privilegios no son para los dirigentes, eso tiene un nombre que no es precisamente muy alentador.
Cinco horas de un presidente que vuelve a sembrar dudas sobre la ética, decencia y honestidad de un gobernante que no gobierna. Malos tiempos para la lírica transformados en credibilidad.
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