Que el covid ha hecho verdaderos estragos en la sanidad pública es cierto. Pero no es menos cierto que la sanidad pública ha sufrido demasiados recortes, y de estos vienen los problemas actuales. No se están tomando medidas y las muertes por no covid también están siendo significativas. Faltan recursos de todo tipo. A eso hay que añadir que también cuentan con algunos profesionales que dejan mucho que desear en el desempeño de sus funciones.
Los efectos del covid son varios y diversos. Las personas están aguantando esos efectos y la falta de sensibilidad del sistema sanitario. Muchos son los casos y pocos los tratados para desesperación de los afectados.
Una persona que, entre otras secuelas tiene problemas respiratorios y varios cólicos nefríticos, el médico de cabecera le envía al especialista correspondiente. Este sospecha que tiene piedras y le hacen una radiografía donde no se aprecia nada y le indica que le harán una analítica con la orina que habrá recogido durante un día. Cuando le hacen la programación, la fecha que le dan es para dentro de dos meses y medio.
Esa persona ha visto cómo se repite el cólico dos veces cuando se encontraba en su puesto de trabajo: la primera se va a su casa y con paracetamol y otros cuidados le “desaparecen” los dolores. Una semana después se vuelve a repetir y se va a urgencias del Clinic: le hacen esperar tres horas hasta ser visitada por el médico de guardia -mientras nadie le administra ningún calmante- y le dicen que le harán una analítica. Una vez conocido el resultado, le notifican que posiblemente tiene una piedra ya que en la orina aparece sangre. Le informan que le van a poner un calmante, que no le van hacer ninguna prueba porque está en manos del especialista y que cuando llegue a casa si le sigue doliendo, que se tome otro calmante. Si el mismo continua, que vuelva a urgencias.
Al doctor de guardia se le podía haber ocurrido hacerle una ecografía, porque igual lo que tiene esa persona no es una piedra -se han dado muchos casos- sino algo más preocupante. La sanidad catalana lleva demasiado tiempo con falta de recursos, que repercuten en los servicios y los mayores afectados son los pacientes que se sienten impotentes ante lo que está ocurriendo y ven con indignación cómo la sanidad catalana se ha convertido en un plato de lentejas y se aplica aquella frase que dice: ‘Lentejas, si quieres las comes y si no, las dejas’, Claro que las personas no son lentejas, que la sanidad no es cuestión de chiste y que la primera preocupación debería ser la salud de la ciudadanía. Con este tema, pocos chistes. También un toque de atención a aquellos profesionales que no cumplen con su trabajo, aunque afirmen que están agotados, superados o indignados. No todos son así, por suerte, pero haberlos haylos.
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